En mis noches te pienso. Tal vez te pienso más de lo que jamás creí que pensaría a alguien. Pero ahí está, que te pienso. Y no solo en las noches, sino también en cada amanecer, cuando las estrellas se paralizan y cuando se mueven, cuando estoy y cuando no también te pienso. Cuando estoy en clase de francés, los días cuatro te pienso, y oh, cuando estoy en cualquier jodido lugar de este mundo que me hace vivir sin ti. 
Quiero ser todos tus '¡Buenos días, princesa, he soñado toda la noche contigo!', todas tus caricias, todos los besos, esas ganas locas que te tengo yo a ti, quiero ser tus ganas de hacerme el amor, tu motivo para levantarte cada mañana, tus sonrisas a las siete de la mañana un jodido lunes. Quiero ser todos y cada unos de tus 'Baja, que estoy en la puerta', todos esos amaneceres que me quedan por regalarte, si te dejases. 

Que te necesito, joder. Te necesito de nuevo. Necesito tus besos, tus caricias, tus abrazos, tu alegría tus jodidas sonrisas que me hacían creer que el amor servía para algo. Necesito que vuelvas, lo quiero, y lo deseo. Más que a nada en este mundo. Pero a lo mejor puedo vivir con ello.

"Yo nado en mares pequeños, para que todo salga bien, que si son grandes me pierdo
... y luego nunca sé volver."

'Todo lo que piden las princesas de los cuentos'

Supongo que otra vez estoy aquí, desahogándome, como siempre, para que el dolor no se quede tan adentro, ya sabes.
Te dije muchas cosas hace un poco menos de un año, y no mentía cuando decía que quería estar contigo y que ese sentimiento no iba a cambiar en un tiempo. Por mi parte no ha cambiado, y supongo que por eso estoy llorando como una perfecta estúpida delante del ordenador. 
No sé cómo seguir los textos que hablen a cerca de ti, porque la verdad es que siempre se resume a que estoy hasta las trancas por ti, a todas horas, aunque lo oculte, aunque quiera remediarlo o pensar que sigues sin merecerte nada que tenga que ver conmigo.
Aunque todo esto supongo que son solo cosas que suenan a triste, cosas que suenan a olvidar, ¿no?
¿Para qué mentirte? Me marcaste y ahora estoy hasta las trancas por ti. Si tú me dices ven, sabes que lo dejo todo. Ojalá lo controlase y no fuese así, ojalá sólo pudiésemos ser amigos sin que te mirase con esa carita cada vez que te veo, o sin que me quedase tonta y embobada mirándote, o sin que se me acelerase la respiración cuando me hablas cerca.
Eres genial, enserio. Cuando me dices que fui la última chica por la que sentiste algo, no sé qué pensar. Me gustaría pensar que sigue habiendo algo, se puede vivir de ilusiones, ¿no? Me gustaría pensar que hay oportunidades en el aire, que la vida te volverá a traer a mí, que seguirás siendo el que quiero.

Te necesito, pero puedo vivir con ello. 

¿Y qué decirte? Si es que te pedí que siguieses siendo lo que quiero, y nunca vas a dejar de serlo.