Cuatro.


"Verás, a mí lo que me va es contarte primero que yo soy todo lo que piden las princesas que yo quiero."


Hoy no sé qué hago escribiéndote esto porque sé que jamás lo leerás. O sí. No sé. Tal vez algún día te dé por pasarte por mi blog, aunque sea poco probable. Pero lo que pasa es que ya hace mucho que yo te echo de menos. He intentado buscar explicaciones, he intentado ocultarlo, pensar que tú no te mereces esto, y hasta incluso he intentado creer que era mentira. Y ahora sólo vengo aquí para que el dolor no se me quede tan adentro, porque sabes que yo nunca he sido -ni seré- alguien que tiene las ideas claras y sin cacaos de mentales. 
La verdad es que sigo sin saber por qué me pongo a escribir a las tres de la madrugada mientras escucho 'cosas que suenan a'. Qué hago escribiéndote cómo me siento, si a lo mejor tú ni siquiera lo leas. Pero sigo escribiendo. Igual que cuando te escribí aquel texto a cerca de por qué quería estar contigo. 
Decirte sinceramente que lo siento por todo. Dices que soy la persona que te ha hecho madurar, y que me lo agradeces. Pero "madurar", significa sufrir. Y no sé por qué me comporté así durante esos dos meses... tal vez tengáis todos razón, tal vez sólo sea una niñata que no sabe lo que quiere, y es que cada vez lo veo más claro. Y lo vuelvo a sentir.
Después de disculparme me gustaría agradecerte todo. Durante dos meses me trataste mejor que nadie, me enamoraste, justo después de enamorarte tú. Me decías que te encantaba, me hacías soñar, me hacías reír, me ponías celosa y yo disfrutaba viéndote celoso. Me llenaste de palabras bonitas, me llamabas 'princesa', e incluso me dedicaste una canción. ¿Qué más podía pedir? Un novio perfecto. Eso tenía. Pero no supe colgarme en tu vuelo para pedirte desde ahí que siguieses siendo lo que quería. La cagué. Te destruí por dentro. Destruí al mejor chico que jamás tendré. Y todo por una rana. Y ahora no sé cómo hacer que vuelvas, tal vez no para mí, pero que vuelvas para alguna chica que de verdad te merezca. Porque yo no sabré cuáles son tus sentimientos, pero estos son los míos, tan liosos como siempre.


Y ya no seremos nunca extraños, y ya no seré quien siempre te lo dice.
Pero, tal vez, algún día de estos... tenga otra oportunidad para colgarme en tu vuelo y pedirte desde ahí que sigas siendo lo que quiero.

Verte y asdf.


Estoy más que segura de que entre el chirrdo de la gran ciudad yo sabría perfectamente reconocer tu voz, que entre mil olores y sabores acertaría exacta cuáles son los que te pertenecen, que entre más de diecisiete tablas yo sabría con exactitud cuál es el golpeteo de la tuya, que entre todo Alicante, yo te diría exactamente en qué lugares nos hemos besado. Apostaría el cuello a que no olvidaré todos los besos, te juraría eternamente amor, escribiría nuestra historia, con varias sonrisas incontenibles. Me enredaría en tu pelo, aparecería en tus sueños, y por la mañana me tendrías entre tus sábanas con un beso sabor "buenos días, amor mío". Haría cualquier cosa por ver tu sonrisa, y que se contagiase a la mía. Sería capaz de pintar diecisietes por todo Alicante, siempre y cuando sepa que hay posibilidades de que algún día los vieses. Tatuaría un diecisiete en tu corazón si hiciese falta, sólo para que el mío no se sintiese solo. Me liaría entre tus sábanas para que por las noches sintieses mi olor. Te demostraría lo mucho que te quiero, si fuese posible. Pero como no lo es, aquí estoy, otro día más escribiéndole a un blog que no me va a leer nadie (y con nadie me quiero referir a ti). Otro día más recordando aquellos besos que pudieron ser mejor de los que fueron, recordando aquella noche donde ni siquiera mi vida me importaba, llorando porque no volverás, y porque yo la que te esperará eternamente.

"Recuérdalo siempre: todos los diecisietes de mi vida."

"Si hubiese sabido que ese era nuestro último beso, aún seguiría besándote."

Hoy dieciséis, mañana diecisiete.

En cosa de veinticuatro horas será día diecisiete, nuestro mi preciado diecisiete. Pero las cosas seguirán sin haber cambiado. Yo seguiré siendo esa perfecta estúpida que te llora por las esquinas y que se niega en rotundo a olvidarte. Y tú seguirás siendo el chico que me enamoró un día diecisiete. Me seguirán sobrando las ganas de verte, seguirán desbordando tus recuerdos en mi mente y me seguirán faltando promesas. Mis ojos van a seguir iluminándose al ver un diecisiete, y mis oídos pitarán si escuchan tu nombre. Seguiremos siendo esos perfectos desconocidos que hemos conseguido ser.
Y yo seguiré llenando las botellas con palabras que algún día intentaré olvidar tirándolas al mar, seguiré escribiendo palabras en los cigarrillos para fumármelas con tu recuerdo, seguiré intentando buscarte en cada lugar, seguiré pensándote veinticinco horas al día. Y tú seguirás sin entender ni compartir lo que siento por ti.
Es que, ya qué importa. Supongo que estas palabras mañana sólo serán eso, simples palabras que carecen de sentido para ti, al igual que yo. 
Creo que, a estas alturas, tendría que aceptar que el juego ya ha acabado y no seguir jugando por los dos. Tendría que aceptar muchas cosas, y pasar ciertas páginas del libro o quemarlas.

Un año y dos meses. Cuatro meses. Felicidades, supongo.

"Y me conformaré pensando que miramos la misma luna."

"Ya no sé si mi vida huele a ti o qué."

Mi almohada huele a lágrimas, mi cama ya no tiene ese sabor tan dulce desde que te fuiste y mi labios ahora ya no saben a lo que te gustaba a ti. Mis ojos no te ven despertar, mis manos no acarician tu cuerpo, y mis dedos no se enredan en tu pelo. Ahora las palomitas me las como solas, y las películas las elijo yo. Mis días no transcurren al rededor de si hoy te veré o no, mis horas se hacen largas sin ti, pero ya qué me importa. Mis ojos ya no te necesitan, y cuando te ven, el mundo se me ca encima. Mis besos en tu cuello ya no son besos, sólo recuerdos, y todas las caricias sólo se quedan en eso, caricias. Mi noche, nuestra noche. Mi ruptura, nuestra ruptura.
En la oscuridad te pienso. La verdad es que pienso mucho en ti, a veces más que en mí. Pero, ¿ahora qué más da? Esto son sólo palabras que jamás nadie leerá. Palabras que, una vez más, sólo saben hablar de ti, de ojos azules, de diecisietes de mayo y de skaters que me prometieron amor eterno.
De nuevo, me fumé los besos en tan sólo tres caladas, me bebí todos todos momentos y me sobró más de media botella de vozka, me drogué con tus promesas, y me fumé varios porros para olvidar que, una vez, hace mucho tiempo, fuiste mío.


"Y ya ves, ahora nos podrían etiquetar de perfectos desconocidos... y ninguno de nosotros se quejaría."

04.

Que yo soy todo lo que piden las princesas que yo quiero de los cuentos.

"Verás, a mí lo que me va es colgarme en tu vuelo... para pedirte desde ahí que sigas siendo lo que quiero."

"Todos los 13, ahora me recuerdan a ti."

No sé a qué juego. Ni siquiera sé qué hago escribiéndote esto, pero es que hoy me ha apetecido escribir lo que aún no está escrito. ¿Y qué es lo que no está escrito?, te preguntarás. Pues supongo que nuestra historia, o puede que lo que siento, o tal vez el sabor de los besos. Pero ya creo que te va a dar igual, pues esto ya está hecho. Ya está empezado, ya no se cerrará nunca.
Y recuerdo la primera vez que te vi cuando realmente me puse celosa de ti porque cierta ex mía te regaló un dibujo exactamente el día que ella y yo decidimos tener algo más, pero eso ya son otros cuentos para no dormiry jamás llegaría a pensar que esto iba a ser nuestro. Supongo que es difícil explicarlo todo con simples palabras, sabes que eres demasiado ya, y que si no sé cómo cortar esto es porque no lo quiero cortar.


¿Sabes?, todo está en nuestras manos. Nuestro futuro, nuestros besos, los sentimientos, e incluso el lápiz con el que decidí redactar la primera palabra de nuestra historia. 


Soy una cabecita loca, y lo sabes, y lo sé. Y lo único que hago es marearte, marearte sin quererlo... hasta el día que digas basta. Y yo ya he tirado demasiadas toallas a la basura, y tú al parecer has tirado más que yo. Pero, ¿qué más da? Yo hoy venía a decirte que te quiero, y a pedirte que vayas donde vayas, yo estaré echándote de menos, aunque tú no lo creas.

Y ya sabes eso que digo, que ni como ni dejo comer.


Pd. Te echaré de menos, pequeña. ♥

Bli,bli,bli.17

Sé que puede que no sea el momento, ni el lugar, tal vez ni siquiera sea el destinatario correspondiente, pero ya me da absolutamente igual si sé escribir cosas que me hablen de ti.
A estas alturas ya sé que ni vas a volver ni te besaré de nuevo alguna vez. Ya sólo me quedan los recuerdos, que por más que quiera no los olvido, los besos que pudieron ser más de lo que fueron y mi cama, que se queda grande sin tu olor.
Y siento que todo es caer y recaer en esta mierda que me hunde. Y no consigo olvidarte ni siquiera un poquito. Y no consigo encontrar a alguien para mí porque hace ya tiempo que dejé de creer en que querría a alguien que no fueses tú. Y ya esto se me hace grande. Y ya estoy harta de quererte. Muy harta.

"Ojalá pudiese odiarte. Ojalá fuera más fácil olvidarte."

Anoche

"Mientras miraba el techo desde mi cama, lo único que hacía era pensar en ti, mejor dicho en mí... en realidad pensaba en nosotros. Pero ese no es el caso, el caso es que cada noche sudece lo mismo, es automático, antes de cerrar los ojos mi mente viaja por miles de lugares que pasé a tu lado, y en miles de lugares más donde quisiera haber estado junto a ti. Es como introducirme en un mundo surreal donde la imaginación se apodera de mi realidad en cuestión de segundos."

Aquellavez.tumblr

Ble,ble,ble.17

Me llegué a inventar tu nombre, justo después de acostarme en tu espalda. Me drogué con todas tus promesas, me fumé tus besos y me bebí todas los momentos que encontré. Me perdí en tu mirada, y me refugié en tus brazos. Me escribiste un diecisiete en el corazón. Me enamoré de ti.
Te dije tanto. Te di tantas cosas. Te besé más veces de las que merecías. Te hubiese dado el cielo si me lo hubieses pedido. Te quise tanto -y lo sigo haciendo-. Te dejé enamorarme. Te cogí la mano pensando que nunca me soltarías... pero me soltaste.

Correr.

Nos pasamos la vida corriendo. Corriendo para coger el bus, para acabar ese trabajo de historia tan jodido, para no llegar tarde a clase, porque nos persiguen para mojarnos con globos de agua... Pero, aquel día, yo corría para otra cosa, corría para que el tiempo no me cogiese a mí. Aunque no sirvió de nada, acabó atrapándome y desgarrándome sin piedad. Me apretó, me estrujó, me hizo añicos. Y aún tuve que sobrevivir como mejor pude, pues si yo no sobrevivía, nadie iba a hacerlo por mí. Tuve que aprender que a veces hay que dejarse la piel en el intento, que a veces una retirada a tiempo puede ser una gran victoria. Que los tacones a las cuatro de la mañana en una fiesta ya no están en los pies, que los mejores besos se dan a escondidas, que los malos son muy malos y los buenos no son tan buenos. Que hay personas que es mejor que no vuelvan y hay algunos que nunca debieron irse. Tuve que aprender que para aprender primero hay que empezar a vivir.
Y ahora creo que es hora de seguir corriendo...