Faltar, extrañar.

Hola, sí, sé que es tarde, pero las horas han pasado rápido. No me lo esperaba.
Y, a estas horas, me falta algo. No, la verdad es que me faltan muchas cosas. Últimamente me faltan demasiadas cosas.
Me faltas tú, haciendo de madre.
Me faltas tú, haciendo de padre.
Me faltas tú, haciendo de abuelo.
Me faltas tú, oh, amada inocencia.
Me faltas tú, mi dulce sonrisa.
Me faltas tú, siendo la mejor abuela que jamás he tenido.
Me faltas tú, hogar, dulce hogar.
Me faltas tú, abrazándome.
Me faltáis vosotras, lágrimas de alegría por mis mejillas.
Me faltáis vosotros, abrazos de amor.
Me faltáis vosotros, creêpes calientes.
Me faltáis vosotras, caricias en las noches más frías.
Me faltas tú, atención tan codiciada.
Y, cómo no, no me olvido de ti…
Me faltas tú, oh, amada yo.

Y es que me muero por ti.

Escúchame tan solo unos segundos. Cierra los ojos. Visualiza todo lo que hemos pasado juntos, tú y yo, y nadie más. ¡No! No los abras aún. Respira hondo, despacio. Toma una gran bocanada de aire. Ahora imagina, por un momento, todo lo que podríamos llegar a hacer, lo que podríamos llegar a ser. Imagina tu mano y la mía, entrelazadas, mientras damos un paseo por la playa, al atardecer. Y como dos locos enamorados, correr hacia el agua, y sumergirnos. Besos con sabor a sal. Imagina, una tarde lluviosa, una película que me hiciera llorar. Nosotros bajo la manta, sobre el sofá. Imagina como sería visitar París a mi lado. Imagínate oír mi voz susurrándote “te quiero” todos los días. Imagina mil locuras, noches en vela, ataques de amor, explorar cada rincón de la felicidad. Mirarme a los ojos cada día, y sentir que me quieres. Tenerme, sólo para ti, y para siempre. Imagina que despiertas a mi lado cada día, y que soy tuya, sólo tuya. Imagínate todas esas cosas que podemos aprender el uno del otro. Imagíname a mí, sonriendo porque te he visto, besándote hasta que me duelan los labios, teniéndote aquí, conmigo. Sin necesitar otra cosa que no sean tus besos, tus caricias y tus abrazos. Imagina que sólo existimos nosotros, tú y yo. Tus manos, tu sonrisa, y tu pelo. Mis caderas, mis piernas, y mi coleta. Tus labios, tus besos en el cuello, y tu voz diciéndome que me quieres. Mis palabras respondiéndote que yo también te quiero, mi deseo, y mis muecas. Nuestros besos, nuestras caricias y nuestras cosquillas. Imagina que nadie más existe. Sería perfecto, ¿no?

Puf♥

No sabéis lo que es despertarse, y verle a tu lado, abrazándote. Retorcerte, frotarte los ojos y que siga ahí, con un ‘’buenos días, princesa’’ y una sonrisa cautivadora. Que siga abrazándote, y roce tus labios contra los tuyos. Y, que, entre todo esto, tú no sepas cómo deshacerte del resto del mundo, y gritar a los cuatro vientos que le amas. 

Te sigo echando de menos.

Las cajas ya empiezan a llenarse, y a precintarse. Apelotonándose así todas juntas al lado de la puerta. El armario se vacía de ropa, y se van llenando más cajas a la vez. La vitrina de cristal se siente vacía sin figuritas de ciclismo. La mesita de noche está sosa sin reloj ni foto. Las cajas continúan rellenándose. Oigo el sonido de la cinta aislante, no me gusta oírlo, me hace pensar tantas cosas. Pasas una y otra vez, dejando cosas en la puerta para trasladar mañana. Recoges fotos: la que sales con tu abuela, la que sales con tu hija pequeña, una tuya de militar. Pero las de ahora tu ex mujer las dejas en su sitio, ni siquiera te molestas en mirar. Coges todos aquellos relojes que estaban en tu mesita de noche, toda la ropa y sigues empaquetando, y precintando. Veo tu rostro, y no sé qué quieres hacer con los recuerdos. Observo que los clasificas, y, los nuestros, los míos y los de mi hermana, los empaquetas también. 
Mientras tanto, yo me pregunto cosas como quién me traerá ahora el chocolate, los helados y la coca cola, como quién me cerrará la botella de coca cola tan fuerte, como que quién me hará reír con sus tonterías, como que quién estará ahí para llamarme ''petit suisse'', como que quién matará las cucarachas, como que quién me reñirá por llegar tarde y me hará esos sandwiches que tanto me gustaban. Cosas como que quién intentará ocupar tu lugar ahora, aunque estoy segura, que lo intente quién lo intente, jamás conseguirán igualarte. Jamás igualarán al mejor padre del mundo.

8♥

Que yo por ti cogía todas las estrellas, y las colocaba dibujando un corazón, porque esa es la única manera posible para lo imposible.


Mi todo. ♥

A veces pienso que te gustaría que fuese de otra manera. Tal vez te gustaría que fuese un poco más fotogénica, más pija y más, no sé, ¿artificial? Tal vez quisieses que fuese un poco menos basta, menos sosa, menos vaga y menos quejica. Es posible que te encantase que me preocupase un poco más por la ropa que me pongo, que bailase junto a ti, y que hiciese lo posible para ser la más bella del lugar, como, al parecer, haces tú.
A veces pienso que te gustaría que fuese como tú, y que deseas que pasemos una tarde de compras. Apostaría que darías todo por verme apartar las zapatillas por tacones, las bermudas por faldas increíblemente bonitas, y las camisetas anchas por camisetas de tirante con un ligero escote. Suelo pensar que a veces desearías que por un momento dejase el libro del que no me separo últimamente para cotillear junto a ti en el ordenador. Seguro que quieres que cuando tú me preguntes ''¿Qué me pongo hoy?'' yo tuviese respuestas convincentes.
Tal vez te gustaría que tuviese tus mismos pensamientos en mi pequeña y desordenada cabeza, donde parece que acabe de pasar un tornado. Tal vez te encantaría verme bailar como si se fuese a acabar el mundo, y que dejase de hablar como tanto odias sólo por unos momentos.
A veces pienso que te gustaría que no fuésemos polos opuestos, y que me pareciese un poco más a ti.
Pero, después de tantos meses, no creo que me haga falta cambiar para que puedas decir que soy tu mejor amiga.


      27SIEMPRE#

Hoy, os contaré una historia.

Esta historia trata de una princesa, una princesa que jamás se había quejado de su vida, que tenía prácticamente lo que quería con tan sólo chasquear los dedos. De una preciosa princesa, que siempre tuvo lo que quería en un abrir y cerrar de ojos. Una princesa que pasó de ser una damita, a ser un chico, de ser castaña, a ser rubia en tan sólo una sesión de peluquería hecha por la reina. Una princesa que sacaba y saca muy buenas notas, y una princesa a la cual sólo le hacía falta poner ojitos a su padre, el que era el rey, para tener lo que quisiese. Una princesa que sabía manejarse, y que conocía a sus padres tanto para engatusarles con muy pocas palabras. La reina y el rey la llenaban de besos, caricias y abrazos, aunque también de chocolate, monedas, y refrescos que a ella tanto le encantaban. Era la princesa, la pequeña del castillo. Aunque nunca se dio cuenta, en todos los años que vivió en aquel castillo, siempre era ''mamá, hazme el desayuno y tráemelo a la cama’’, ''papá, cómprame un ordenador y llévame de compras’’, ''tío, cómprame una tele y dame dinero’’, y así hasta que, un día, sin saber cómo ni por qué, se dio cuenta de todo lo que había pasado en esos catorce años que había vivido en aquel lujoso castillo. 
Aquella princesa, jamás ha podido quejarse de sus fabulosos amigos, y, hoy por hoy, sigue sin poder hacerlo. 
Aquel lujoso castillo, se convirtió en tan sólo un pisito con cucarachas, pero no, ella no se mudó, no se movió un centímetro de su posición. Tan sólo fue que... destronaron al padre, y vino otro ''rey'' que jamás será lo que fue el primer rey. El castillo se fue convirtiendo poco a poco en tan sólo un lugar dónde pasar las horas, sola, sola como jamás estuvo. Claro, su hermana mayor estaba perdida por el mundo, pero parecía que era la que más hacía por ella. Y, bueno, la reina y el nuevo rey parecían felices. La princesa siguió viendo a su rey, al verdadero, y siguió sintiéndose como la princesita que era, como la pequeña, que es lo que siempre será.
El amor es el sentimiento más inteligente, 
y también el más estúpido.

Inspiración


Hoy, me apetece escribir. No estoy inspirada, o sí, no sé. Pero me sigue apeteciendo escribir. No sé de qué quiero escribir, tal vez de lo mal que está el puto mundo en el que vivimos, de gente indecisa, de bipolares, de los hogares que se destruyen cada día, de las parejas que cada día se formal, de niñas de primero de la eso que se creen diosas, de inmaduros, de amor, de canciones o de tantas cosas. Pero no sé a cerca de qué escribiría algo. Simplemente, escribo. Porque así es como suelo descargar mis sentimientos. Y, os preguntaréis qué siento ahora, ¿no? Pues ahora siento algo parecido comúnmente llamado amor, ganas de matar a ciertas personas o de decirles cuatro cosas, y, poco más, la verdad. Siento rabia por ciertas situaciones cotidianas que tengo que soportar, siento que tengo pánico a que salga alguna cucaracha de un momento a otro por algún lugar de mi casa. Y, creo que, hasta ahí, mis sentimientos.
Bah, para qué aburriros, si, total, creo que se me agota la inspiración, sólo fue un momento justo después de levantarme de la siesta.
Así que, hasta otro día, inspiración.
-Good morning, princess.
-Good morning, darling. I want to tell you something, I need it... I love you. I can't hate you. You are everything to me. Sorry.

-I think that nobody It’s perfect, so you’re excused.