Joder.

Que odio esta sensación que me hace sentir tan bien.
No sé leerte, no sé qué piensas, qué quieres, por qué haces esto.
No sé qué quiero, no sé nada, ni siquiera lo que siento.

Que alguien me entienda, por favor.
Pido un último grito de socorro desde aquí.
Enviadme ayuda al centro de la nada.

Pero yo, no tengo remedio. 
Seguiré tropezando con la misma piedra.
Una, y otra vez.

Seguiré perdiendo oportunidades por tonterías.
Seguiré queriéndote.
Creyendo que algún día te tuve.

Una espada, una pared.
Un él, un ella.
Una vida, un mundo.

Un crepúsculo y un amanecer.
Una rosa, y un cactus.
Unos labios con formas muy distintas.

Diferentes formas de amar,
pero todas son correctas.

Haces conmigo lo que quieres.

Apareces de la nada, y me desestabilizas.
Un día eres un mundo, y al siguiente otro distinto al primero. 
Me intentas moldear a tu gusto, y, de hecho, creo que lo consigues.
Sin razón alguna haces que te quiera, pero a veces te mataría.
Me estrujas, me aprietas, me rompes.
Pienso que podría ser, pero a veces me haces creer que no es así.
Te robo besos, y luego me los robas tú a mí.
Te sonrío, y tú me devuelves esa sonrisa y mil más.


¿Qué cojones te pasa, Ana? 
Estúpida piedra.
Y, es que, debo de ser la humana más estúpida de todo el planeta, siempre tropezando con la misma piedra.

BAH.

Que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Y tres veces.
E incluso cuatro...

Deseos.

Y, ahora mismo, desearía pedirte miles de favores que jamás cumplirías. Ahora mismo desearía decirte cómo me siento sin que sonase estúpido. Ahora mismo, me gustaría ser yo, ser posesiva y decirte que te quiero sólo para mí, porque esa es la verdad. Ahora mismo, desearía decirte que yo sí que me estoy enamorando de ti. Desearía que sintieses lo mismo, y que no fueses tan liberal. Desearía que por un momento supieses por qué brotaban aquellas lágrimas de mis ojos, desearía que te sintieses tan mierda como yo en aquel momento. 
Y desearía dejar de ser tan estúpida, y dejar de quererte. Desearía dejar de sufrir, desearía dejar de llorar estas estúpidas lágrimas que sólo me amargan la existencia.
Y, qué más deseos tengo, veamos...
DESEARÍA QUE VOLVIESES A SER MÍA, joder.

Anoche.

Ahora sólo te necesito a ti. Que no sé cómo lo has hecho, pero has entrado en mi vida. Y no sé si predecir un final feliz como en el mundo de princesas que parece que es.
Y ayer yo te besaba cada parte de tu espalda, sin importarme lo de más. Y ahora sólo desearía tenerte aquí, diciéndome que nunca jamás te volverás a ir. Diciéndome que sientes lo mismo, y que también me necesitas en esta vida tan puta. Mirándome con esos ojos de los cuales me enamoré, y tocándome con las mismas manos con las que me acariciaste anoche. Hablándome con esa boca que tanto deseo besar, y moviendo ese piercing que hace que me entren escalofríos. 
Pero, ¿qué quieres que te diga? Tal vez la vida sea así de puta. Y tal vez se queden sólo en ilusiones (cosa que espero que no, sinceramente). 

Y tal vez vosotros no sepáis qué es que ella te bese, entre las sábanas de una cama que no importaba, porque sólo importaba ella, sus besos y sus caricias. Porque tal vez no sepáis que no encontraba las palabras exactas para decirle al mundo que se marchase, que todo lo que yo quería estaba en esa cama, a mi lado. Que seguramente no sepáis lo frágil que suelo sentirme, y sobretodo a su lado. Sensible, débil, rompible. Pero eso, y muchas más cosas, seguían sin importarme si ella seguía en esa cama conmigo, besándome en cada momento y haciendo que el mundo para mí, dejase de cobrar sentido. Provocando que el centro de mi mundo se redujese a debajo de aquel edredón. Diciéndome que se estaba enamorando de mí, mientras yo le decía con besos que yo estaba cayendo en la trampa que era el amor.

Celos.

Sí, sí, recuerdo cómo dolía. E incluso creo que esa espina sigue en alguna parte de mí. 
Aquellos celos que me invadieron por completo, y yo no podía hacer nada. Ya no era asunto de nadie. Ni mi dolor, ni en los labios de quién depositase ella sus besos. Pero seguía doliendo.
La confianza que deposité en su ser, desapareció, se esfumó y salió volando hacia el infinito. 
En ese momento, deseé irme sola por aquel bosque tan sumamente peligroso. Si me pasa algo, ¡bah!, no le importaría a nadie. 
Mi mundo se desvaneció, y pasó de aquellos tonos fríos, pero vivos, a un gris muerto, tan muerto que dolía en el corazón. 
Pero yo no podía seguir viendo eso, y aparté la cabeza. No necesitaba eso, no. Más lágrimas vacías y preguntas sin respuesta alguna, no. No quería más noches sola, ni más despertares sin ella, no.
Y ahí estaba yo, flotando a la deriva en algún mar desconocido. Perdida entre el viento y las hojas cayendo al suelo. Entre nubes oscuras que me decían que no volvería a ser feliz. Enamorada de una ilusión, y viendo cómo ella la rompía sólo para mí.
Viendo como todas las cuerdas que me ataban a mi existencia ya no estaban ahí, agarrándome y colocándome en el punto de Dios sabe dónde.
Yo... me sentí vacía, y traicionada.

No es un adiós, es un hasta pronto.

Mírame, no hace ni un mes que te conozco, ni diez encuentros que hemos tenido y, vuélveme a mirar, me enganchaste.
Eres tú, sigo sabiéndolo, y sigo sin creer que me equivoco. Eres tú. Sólo que, no es el momento. Y ojalá hubiese aparecido en el momento adecuado, pero sé que viviremos nuestro momento adecuado.
¿Qué quieres que diga? No puedo la esperanza, ni la ilusión, de volver a estar a tu lado. Ni de volver a rozar tus labios.


Que las princesas necesitan principesas para vivir. Y, las principesas necesitan a una princesa en su vida.

Ahora quién.

Vacía, como todo lo que veo. Apagada, como el sol cuando quiere irse. Rota, como los jarrones que al suelo caen. Grietas, sólo veo grietas. 
Joder, ¿y quién va a sacarme de aquí ahora? 
¿Quién me sacará sonrisas para decirme que le encanta verme sonreír? 
¿Al lado de quién despertaré yo cada día?
¿Quién vendrá a decirme "Buenas noches, princesa"?
¿Quién me hará el café, y esas tostadas que me prometiste?
¿Al lado de quién veré yo un amanecer?
¿Quién, eh, quién?


Yo que, lo estaba intentando. 
Una vez más, fallé...
¿Cuándo dejaré de fallar?
Hoy no vengo a escribir a cerca de princesas. Hoy no.

Ya me lo decía mi madre...

"Que no se sabe lo que se tiene, hasta que se pierde."

Now.

¿Y ahora qué hago yo? ¿Ahora qué pasará?
Ahora, no quiero volver a ser nada sin ti. Ahora, no quiero ser sin ti. Ahora, no quiero respirar si no estás a mi lado. 
Y justo cuando me daba más miedo derramar lágrimas, ahí están. Caen, y caen. Intentan llenar este pozo sin fondo que soy, pero están vacías, no lo consiguen.
Ahora, cuando hay los suficientes recuerdos como para quererte. Ahora, cuando hay los suficientes sentimientos como para llorar. Ahora, cuando hay las suficientes lágrimas como para estar triste. 
Pero, ahora, es tarde. Y yo, ya debería saberlo.
Dime que no es verdad, no me voy a enamorar.
Aunque, teniendo en cuenta toda la mierda que me rodea, y la suerte que tengo, quién sabe.
No quiero exagerarlo, no quiero decir que no merezco esto, no quiero llorar...
No quiero esto. Al igual que tú.
Pero, qué quieres que te diga, la vida es así de puta.

Y ya empiezo a contar las horas sin ti.
¿Acaso seré estúpida?
Las cosas parecen haber llegado a su fin.
Nadie nunca olvida.

JÁ.

Y, empiezo a descubrir muchas cosas. 
Que la vida son dos días, que la felicidad no es eterna, y que las palabras se las lleva el viento. Que un te quiero no siempre es sincero, que no todo es blanco o negro, y que tus besos me saben mejor que los de nadie. Que los malos son muy malos, y los buenos no son tan buenos. Que entre tú y yo, no hay tanta diferencia, que un cielo estrellado no se compara a tu sonrisa, y que podría bañarme en tus ojos. Que se está más guapo con la cara lavada que maquillada, que un baño purifica el alma, y que un café caliente y unos besos son el mejor desayuno. Que nadie nace aprendiendo a vivir, que la vida está para disfrutarla al máximo, y que pocos lo hacen. Que un bolígrafo siempre acaba gastándose, que las gomas nunca se acaban, y los lápices tampoco. Que los besos saben mejor que todos los dulces del mundo, que el azúcar a veces escasea, y la sal suele sobrar. Que las botellas no están medio vacías, pero tampoco están medio llenas. Que todo, absolutamente todo, se puede resumir en tres palabras: 
VIDA, JODIDA VIDA.

Ana, vuelve.

Debería olvidarme de todo, debería volver a ser yo. Debería sonreír sin que nadie me lo impidiese, porque, según dicen, tengo una sonrisa bonita. Debería proteger a mi corazón de sufrir cualquier otro daño, debería protegerme a mí misma, y no retirar mi armadura por el primer te quiero que oigo entre los cristales rotos. Debería crear murallas, ser la depredadora, y no la víctima. Debería tener fuerzas para seguir, sacarlas de donde pueda, o incluso inventarlas. Debería burlarme del dolor, y de todo lo que conlleva éste. Debería sentirme bien conmigo misma, y no acomplejarme por nada del mundo.
DEBERÍA, JODER. Porque esa es la Ana que yo conozco.
Pero, miradme, tan cambiada que ni yo misma me reconozco. 
¿Y la Ana que era tan fuerte y madura? ¿Dónde queda aquella chica que quería comerse el mundo? ¿Ana, dónde estás? ¿Qué haces que no estás a mi lado apoyándome cuando más lo necesito? ¿Dónde está esa Ana que conozco yo, y sólo yo, la que sonreía aunque doliese, y la que sólo lloraba de alegría? 
Sé que estás más cerca de lo que pienso, sólo tengo que reencontrarte. Y, esta vez, no pienso rendirme. Porque ya he tirado suficientes toallas a la basura. 
Ana, ¿no cambiarás nunca? 
¿Siempre piensas ser así de estúpida?
Una persona importante aparece en tu vida, y tú cagándola a lo grande.

Pd. Lo siento.

Oh, Julieta.

Oh, Julieta, estúpida Julieta.
Nadie te entenderá nunca, ni siquiera yo. 
Quieres que las cosas pasen solas, y, si no pasan, te enfadas.
Quieres vivir en tu mundo, pero, date cuenta, de que tu mundo no existe. Tan sólo intentas evadirte del estúpido mundo de una forma u otra.
Insegura de ti misma, algo caprichosa. Sin embargo, nunca has presumido de tus cosas buenas. Eres estúpida, y no entiendes por qué la gente te quiere.
¿Bipolaridad? A ti te sobra, pero, claro, eso no lo quieres cambiar.
Oh, Julieta... ¿y Romea qué?
Con ella es con quien peor te has portado, y lo sabes. Pero, es que, cuando las cosas parecen ir bien, remontando, llegas tú, y, sin querer, la cagas a lo grande. 


Oh, Julieta, estúpida Julieta... 
Jamás te entenderé.

Poema 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.» 

El viento de la noche gira en el cielo y canta. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 

Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

VIDA, JODIDA VIDA.

Envuelta en un mar de dudas, de agua salada. 
Qué puñetera es la vida, ¿eh? 
Siento que juega conmigo como quiere, y yo soy incapaz de hacer nada.
¿Y por qué a mí? No he hecho nada malo.
Tan sólo es que, él no me merece. Pero, aún así...
Tan sólo es que, ella sí me merece. Y, aún así...

Definitivamente, no estoy hecha para esto.

Y vas ganando, nena. Por una mayoría.

Atento.

Te miraré una vez más con estos ojos, sólo una. Para recordar todo pudo ser y no fue. Todo lo que fue, pero podía haber sido más. Todo lo que vivimos, y todo lo que nos quedó por vivir. Todos esos besos, y todos los que faltaron. Todas las sonrisas que dibujaste en mi rostro, y todas las lágrimas que lloré por ti. Todos los te quiero que me dijiste, y todos los que te guardaste por miedo a ser reiterativo. 
Te voy a mirar una vez más para recordar todo esto. Todo lo bueno, y todo lo malo. Te miraré una vez más para recordar el día en el que mi cabeza se fue detrás de esos ojos azules. 
Te miraré una vez más, pero nadie ha dicho que será la última que te mire así.
Devuélveme, que ya no te sirvo.

Ese alguien, eres tú.

De repente aparece alguien.
Y, de la nada, sabes que es quién te salvará.

PD. Sácame de aquí.

Apetecer.

Hoy me apetece poder decir tantas cosas. Hoy me apetece gritarle al mundo que ya no te quiero, que ya no te echo de menos, que ya no llevo tu estúpida pulsera de Monster. Hoy me gustaría que alguien me escuchase, y poder decir que ya no tengo ganas de besar tus labios cuando te veo. 
Hoy quiero decir que ya no estoy confundida, porque ya no tengo ganas de tenerte. Hoy me gustaría decir que no relaciono todo contigo, y que te he olvidado, esta vez definitivamente.
Hoy, hoy, hoy, hoy no puedo decir todo eso, porque estaría mintiendo...

Y, es que, bah!, paso.

Hoy es el día, te volví a recordar.
¿Y ahora qué? 
Llevo días intentando olvidar que sigues en mí.
¿Qué me pasará?
Los días pasan lentos, y tú no estás.
¿Por qué a mí?
Creí que esto había llegado a su fin...


Y, al fin y al cabo, paso.
Si la página se resiste, algún día se pasará sola.

Tú y yo.

"Que somos lo suficientemente iguales para soportarnos, y lo suficientemente distintas para complementarnos."