"Y ya sabes... feo, fuerte y formal."

Últimamente dueles mucho. No es que la herida se haya abierto, simplemente nunca cerró. Y escuece. Todo me recuerda a ti. Una estúpida y simple canción, los cigarrillos, mi habitación, nuestro instituto... y podría seguir nombrándote más cosas que traen tu recuerdo a mi cabeza. Sólo me queda eso, aferrarme al recuerdo y al amor que un día compartiste. Ya está, se acabó, la cagué a lo grande, como se me da a mí bien.
Ya sabes para qué vengo a escribirte todo esto, para que no se quede tan adentro, para que salga el dolor, aunque sé que son cosas que no vas a leer jamás.
Tú y yo siempre discrepábamos, nunca peleábamos, pero nunca pensábamos igual. Tú eras el día, y yo la noche. Y así hemos acabado. Se acabaron los te quiero, depender de otra persona, querer a una persona día tras día. Estaba lográndolo, no fuiste un reto fácil. Estaba logrando que alguien me importase de verdad, y de la nada, me venías con las tuyas y yo tenía que soportarlo.
Sinceramente, te quiero, como nunca jamás he querido a nadie.

"Recuerda, yo te quiero más."
En mis noches te pienso. Tal vez te pienso más de lo que jamás creí que pensaría a alguien. Pero ahí está, que te pienso. Y no solo en las noches, sino también en cada amanecer, cuando las estrellas se paralizan y cuando se mueven, cuando estoy y cuando no también te pienso. Cuando estoy en clase de francés, los días cuatro te pienso, y oh, cuando estoy en cualquier jodido lugar de este mundo que me hace vivir sin ti. 
Quiero ser todos tus '¡Buenos días, princesa, he soñado toda la noche contigo!', todas tus caricias, todos los besos, esas ganas locas que te tengo yo a ti, quiero ser tus ganas de hacerme el amor, tu motivo para levantarte cada mañana, tus sonrisas a las siete de la mañana un jodido lunes. Quiero ser todos y cada unos de tus 'Baja, que estoy en la puerta', todos esos amaneceres que me quedan por regalarte, si te dejases. 

Que te necesito, joder. Te necesito de nuevo. Necesito tus besos, tus caricias, tus abrazos, tu alegría tus jodidas sonrisas que me hacían creer que el amor servía para algo. Necesito que vuelvas, lo quiero, y lo deseo. Más que a nada en este mundo. Pero a lo mejor puedo vivir con ello.

"Yo nado en mares pequeños, para que todo salga bien, que si son grandes me pierdo
... y luego nunca sé volver."

'Todo lo que piden las princesas de los cuentos'

Supongo que otra vez estoy aquí, desahogándome, como siempre, para que el dolor no se quede tan adentro, ya sabes.
Te dije muchas cosas hace un poco menos de un año, y no mentía cuando decía que quería estar contigo y que ese sentimiento no iba a cambiar en un tiempo. Por mi parte no ha cambiado, y supongo que por eso estoy llorando como una perfecta estúpida delante del ordenador. 
No sé cómo seguir los textos que hablen a cerca de ti, porque la verdad es que siempre se resume a que estoy hasta las trancas por ti, a todas horas, aunque lo oculte, aunque quiera remediarlo o pensar que sigues sin merecerte nada que tenga que ver conmigo.
Aunque todo esto supongo que son solo cosas que suenan a triste, cosas que suenan a olvidar, ¿no?
¿Para qué mentirte? Me marcaste y ahora estoy hasta las trancas por ti. Si tú me dices ven, sabes que lo dejo todo. Ojalá lo controlase y no fuese así, ojalá sólo pudiésemos ser amigos sin que te mirase con esa carita cada vez que te veo, o sin que me quedase tonta y embobada mirándote, o sin que se me acelerase la respiración cuando me hablas cerca.
Eres genial, enserio. Cuando me dices que fui la última chica por la que sentiste algo, no sé qué pensar. Me gustaría pensar que sigue habiendo algo, se puede vivir de ilusiones, ¿no? Me gustaría pensar que hay oportunidades en el aire, que la vida te volverá a traer a mí, que seguirás siendo el que quiero.

Te necesito, pero puedo vivir con ello. 

¿Y qué decirte? Si es que te pedí que siguieses siendo lo que quiero, y nunca vas a dejar de serlo.

Sabía que la amargura no podía ser eterna. Los fechas no duran eternamente, los besos se consumen con los recuerdos, y las lágrimas se secan. La vida pasa, encuentras a otras personas. Creas fechas con ellas inolvidables, lo tienes todo con ellas. No es dificil vivir bien si le tienes a él, no es difícil perderle, no es difícil cagarla en cada palabra... pero tú le quieres, él te quiere, y siempre eso está por encima de todo.
A veces te das cuenta de que lo que necesitabas estaba delante tuya, contigo en el instituto, hablándote cada día... sólo tienes que abrir los ojos y decir "sí" a la buena vida, junto a él.
<22163
Llega un momento en el que te pierdes. Te pierdes y no te encuentras, pero tú sigues buscando. No sabes qué hacer, qué elegir, o cómo actuar. El momento en el que te pierdes y dejas de saber dónde estás, y a dónde vas. Sientes que te has perdido en un desierto y cualquier salida son sólo espejismos. Quieres hacer algo. Intentas salir, intentas correr, gritar, arañar, suplicar, lo intentas todo. Todo menos lo correcto, piensas. Sólo puedes seguir andando, esperar algo que tal vez no llega. Sabes lo que necesitas, pero no, tú sigues haciéndote daño con un diecisiete que ya no merece la pena. Con promesas que no se cumpliran, con personas que duelen, con puñaladas que dejan herida, con momentos que te arañan el corazón hasta sangrar. Pero intentas ser fuerte, o al menos parecerlo. No mostrar que eres débil, muy débil. Crear escudos sin importancia que un día sabes que se romperán, intentar parecer inmune, reír cuando por dentro lloras.
¿Y qué más dará? Si eres la última mierda del planeta y nadie se va a preocupar por salvarte de nada, ni de desiertos, nadie se va a preocupar por estar ahí para ser tu hombro en el que llorar. Ya no hay abrazos, ni besos, ni momentos, ni personas que estén ahí. Ahora están todos fuera, y eres tú la que tiene que salir adelante sola.
Y sé que lo conseguirás.
Y ahora a hacer que después de cuatro meses ya no duele.

Cuatro.


"Verás, a mí lo que me va es contarte primero que yo soy todo lo que piden las princesas que yo quiero."


Hoy no sé qué hago escribiéndote esto porque sé que jamás lo leerás. O sí. No sé. Tal vez algún día te dé por pasarte por mi blog, aunque sea poco probable. Pero lo que pasa es que ya hace mucho que yo te echo de menos. He intentado buscar explicaciones, he intentado ocultarlo, pensar que tú no te mereces esto, y hasta incluso he intentado creer que era mentira. Y ahora sólo vengo aquí para que el dolor no se me quede tan adentro, porque sabes que yo nunca he sido -ni seré- alguien que tiene las ideas claras y sin cacaos de mentales. 
La verdad es que sigo sin saber por qué me pongo a escribir a las tres de la madrugada mientras escucho 'cosas que suenan a'. Qué hago escribiéndote cómo me siento, si a lo mejor tú ni siquiera lo leas. Pero sigo escribiendo. Igual que cuando te escribí aquel texto a cerca de por qué quería estar contigo. 
Decirte sinceramente que lo siento por todo. Dices que soy la persona que te ha hecho madurar, y que me lo agradeces. Pero "madurar", significa sufrir. Y no sé por qué me comporté así durante esos dos meses... tal vez tengáis todos razón, tal vez sólo sea una niñata que no sabe lo que quiere, y es que cada vez lo veo más claro. Y lo vuelvo a sentir.
Después de disculparme me gustaría agradecerte todo. Durante dos meses me trataste mejor que nadie, me enamoraste, justo después de enamorarte tú. Me decías que te encantaba, me hacías soñar, me hacías reír, me ponías celosa y yo disfrutaba viéndote celoso. Me llenaste de palabras bonitas, me llamabas 'princesa', e incluso me dedicaste una canción. ¿Qué más podía pedir? Un novio perfecto. Eso tenía. Pero no supe colgarme en tu vuelo para pedirte desde ahí que siguieses siendo lo que quería. La cagué. Te destruí por dentro. Destruí al mejor chico que jamás tendré. Y todo por una rana. Y ahora no sé cómo hacer que vuelvas, tal vez no para mí, pero que vuelvas para alguna chica que de verdad te merezca. Porque yo no sabré cuáles son tus sentimientos, pero estos son los míos, tan liosos como siempre.


Y ya no seremos nunca extraños, y ya no seré quien siempre te lo dice.
Pero, tal vez, algún día de estos... tenga otra oportunidad para colgarme en tu vuelo y pedirte desde ahí que sigas siendo lo que quiero.

Verte y asdf.


Estoy más que segura de que entre el chirrdo de la gran ciudad yo sabría perfectamente reconocer tu voz, que entre mil olores y sabores acertaría exacta cuáles son los que te pertenecen, que entre más de diecisiete tablas yo sabría con exactitud cuál es el golpeteo de la tuya, que entre todo Alicante, yo te diría exactamente en qué lugares nos hemos besado. Apostaría el cuello a que no olvidaré todos los besos, te juraría eternamente amor, escribiría nuestra historia, con varias sonrisas incontenibles. Me enredaría en tu pelo, aparecería en tus sueños, y por la mañana me tendrías entre tus sábanas con un beso sabor "buenos días, amor mío". Haría cualquier cosa por ver tu sonrisa, y que se contagiase a la mía. Sería capaz de pintar diecisietes por todo Alicante, siempre y cuando sepa que hay posibilidades de que algún día los vieses. Tatuaría un diecisiete en tu corazón si hiciese falta, sólo para que el mío no se sintiese solo. Me liaría entre tus sábanas para que por las noches sintieses mi olor. Te demostraría lo mucho que te quiero, si fuese posible. Pero como no lo es, aquí estoy, otro día más escribiéndole a un blog que no me va a leer nadie (y con nadie me quiero referir a ti). Otro día más recordando aquellos besos que pudieron ser mejor de los que fueron, recordando aquella noche donde ni siquiera mi vida me importaba, llorando porque no volverás, y porque yo la que te esperará eternamente.

"Recuérdalo siempre: todos los diecisietes de mi vida."

"Si hubiese sabido que ese era nuestro último beso, aún seguiría besándote."

Hoy dieciséis, mañana diecisiete.

En cosa de veinticuatro horas será día diecisiete, nuestro mi preciado diecisiete. Pero las cosas seguirán sin haber cambiado. Yo seguiré siendo esa perfecta estúpida que te llora por las esquinas y que se niega en rotundo a olvidarte. Y tú seguirás siendo el chico que me enamoró un día diecisiete. Me seguirán sobrando las ganas de verte, seguirán desbordando tus recuerdos en mi mente y me seguirán faltando promesas. Mis ojos van a seguir iluminándose al ver un diecisiete, y mis oídos pitarán si escuchan tu nombre. Seguiremos siendo esos perfectos desconocidos que hemos conseguido ser.
Y yo seguiré llenando las botellas con palabras que algún día intentaré olvidar tirándolas al mar, seguiré escribiendo palabras en los cigarrillos para fumármelas con tu recuerdo, seguiré intentando buscarte en cada lugar, seguiré pensándote veinticinco horas al día. Y tú seguirás sin entender ni compartir lo que siento por ti.
Es que, ya qué importa. Supongo que estas palabras mañana sólo serán eso, simples palabras que carecen de sentido para ti, al igual que yo. 
Creo que, a estas alturas, tendría que aceptar que el juego ya ha acabado y no seguir jugando por los dos. Tendría que aceptar muchas cosas, y pasar ciertas páginas del libro o quemarlas.

Un año y dos meses. Cuatro meses. Felicidades, supongo.

"Y me conformaré pensando que miramos la misma luna."

"Ya no sé si mi vida huele a ti o qué."

Mi almohada huele a lágrimas, mi cama ya no tiene ese sabor tan dulce desde que te fuiste y mi labios ahora ya no saben a lo que te gustaba a ti. Mis ojos no te ven despertar, mis manos no acarician tu cuerpo, y mis dedos no se enredan en tu pelo. Ahora las palomitas me las como solas, y las películas las elijo yo. Mis días no transcurren al rededor de si hoy te veré o no, mis horas se hacen largas sin ti, pero ya qué me importa. Mis ojos ya no te necesitan, y cuando te ven, el mundo se me ca encima. Mis besos en tu cuello ya no son besos, sólo recuerdos, y todas las caricias sólo se quedan en eso, caricias. Mi noche, nuestra noche. Mi ruptura, nuestra ruptura.
En la oscuridad te pienso. La verdad es que pienso mucho en ti, a veces más que en mí. Pero, ¿ahora qué más da? Esto son sólo palabras que jamás nadie leerá. Palabras que, una vez más, sólo saben hablar de ti, de ojos azules, de diecisietes de mayo y de skaters que me prometieron amor eterno.
De nuevo, me fumé los besos en tan sólo tres caladas, me bebí todos todos momentos y me sobró más de media botella de vozka, me drogué con tus promesas, y me fumé varios porros para olvidar que, una vez, hace mucho tiempo, fuiste mío.


"Y ya ves, ahora nos podrían etiquetar de perfectos desconocidos... y ninguno de nosotros se quejaría."

04.

Que yo soy todo lo que piden las princesas que yo quiero de los cuentos.

"Verás, a mí lo que me va es colgarme en tu vuelo... para pedirte desde ahí que sigas siendo lo que quiero."

"Todos los 13, ahora me recuerdan a ti."

No sé a qué juego. Ni siquiera sé qué hago escribiéndote esto, pero es que hoy me ha apetecido escribir lo que aún no está escrito. ¿Y qué es lo que no está escrito?, te preguntarás. Pues supongo que nuestra historia, o puede que lo que siento, o tal vez el sabor de los besos. Pero ya creo que te va a dar igual, pues esto ya está hecho. Ya está empezado, ya no se cerrará nunca.
Y recuerdo la primera vez que te vi cuando realmente me puse celosa de ti porque cierta ex mía te regaló un dibujo exactamente el día que ella y yo decidimos tener algo más, pero eso ya son otros cuentos para no dormiry jamás llegaría a pensar que esto iba a ser nuestro. Supongo que es difícil explicarlo todo con simples palabras, sabes que eres demasiado ya, y que si no sé cómo cortar esto es porque no lo quiero cortar.


¿Sabes?, todo está en nuestras manos. Nuestro futuro, nuestros besos, los sentimientos, e incluso el lápiz con el que decidí redactar la primera palabra de nuestra historia. 


Soy una cabecita loca, y lo sabes, y lo sé. Y lo único que hago es marearte, marearte sin quererlo... hasta el día que digas basta. Y yo ya he tirado demasiadas toallas a la basura, y tú al parecer has tirado más que yo. Pero, ¿qué más da? Yo hoy venía a decirte que te quiero, y a pedirte que vayas donde vayas, yo estaré echándote de menos, aunque tú no lo creas.

Y ya sabes eso que digo, que ni como ni dejo comer.


Pd. Te echaré de menos, pequeña. ♥

Bli,bli,bli.17

Sé que puede que no sea el momento, ni el lugar, tal vez ni siquiera sea el destinatario correspondiente, pero ya me da absolutamente igual si sé escribir cosas que me hablen de ti.
A estas alturas ya sé que ni vas a volver ni te besaré de nuevo alguna vez. Ya sólo me quedan los recuerdos, que por más que quiera no los olvido, los besos que pudieron ser más de lo que fueron y mi cama, que se queda grande sin tu olor.
Y siento que todo es caer y recaer en esta mierda que me hunde. Y no consigo olvidarte ni siquiera un poquito. Y no consigo encontrar a alguien para mí porque hace ya tiempo que dejé de creer en que querría a alguien que no fueses tú. Y ya esto se me hace grande. Y ya estoy harta de quererte. Muy harta.

"Ojalá pudiese odiarte. Ojalá fuera más fácil olvidarte."

Anoche

"Mientras miraba el techo desde mi cama, lo único que hacía era pensar en ti, mejor dicho en mí... en realidad pensaba en nosotros. Pero ese no es el caso, el caso es que cada noche sudece lo mismo, es automático, antes de cerrar los ojos mi mente viaja por miles de lugares que pasé a tu lado, y en miles de lugares más donde quisiera haber estado junto a ti. Es como introducirme en un mundo surreal donde la imaginación se apodera de mi realidad en cuestión de segundos."

Aquellavez.tumblr

Ble,ble,ble.17

Me llegué a inventar tu nombre, justo después de acostarme en tu espalda. Me drogué con todas tus promesas, me fumé tus besos y me bebí todas los momentos que encontré. Me perdí en tu mirada, y me refugié en tus brazos. Me escribiste un diecisiete en el corazón. Me enamoré de ti.
Te dije tanto. Te di tantas cosas. Te besé más veces de las que merecías. Te hubiese dado el cielo si me lo hubieses pedido. Te quise tanto -y lo sigo haciendo-. Te dejé enamorarme. Te cogí la mano pensando que nunca me soltarías... pero me soltaste.

Correr.

Nos pasamos la vida corriendo. Corriendo para coger el bus, para acabar ese trabajo de historia tan jodido, para no llegar tarde a clase, porque nos persiguen para mojarnos con globos de agua... Pero, aquel día, yo corría para otra cosa, corría para que el tiempo no me cogiese a mí. Aunque no sirvió de nada, acabó atrapándome y desgarrándome sin piedad. Me apretó, me estrujó, me hizo añicos. Y aún tuve que sobrevivir como mejor pude, pues si yo no sobrevivía, nadie iba a hacerlo por mí. Tuve que aprender que a veces hay que dejarse la piel en el intento, que a veces una retirada a tiempo puede ser una gran victoria. Que los tacones a las cuatro de la mañana en una fiesta ya no están en los pies, que los mejores besos se dan a escondidas, que los malos son muy malos y los buenos no son tan buenos. Que hay personas que es mejor que no vuelvan y hay algunos que nunca debieron irse. Tuve que aprender que para aprender primero hay que empezar a vivir.
Y ahora creo que es hora de seguir corriendo...

"Me prometiste un siempre."

Aún recuerdo el dolor. La leve rotura del corazón. Aquel mar que creé tan sólo para bañarme en el olvido. Los sentimientos jodidos a pedradas. Aquellas lágrimas. Aquel alcohol y los incontables paquetes de cigarrillos. Y ni siquiera eso me ayuda a olvidar. Ya ni siquiera tú me puedes sacar de nada. Ya ni siquiera yo sé dónde estoy, y si existe una salida. 

"Ya no me quiero quedar. Ya no me quiero volver. Sólo quiero estar contigo una vez más."

Bla,bla,bla. 17


Sé que jamás vas a leer esto, pero, a estas alturas… ¿qué más da? Ya no sé escribir cosas que no hablen de ti, ya no sé querer a nadie que no seas tú. Y me dijiste que sería fácil, que seríamos amigos, que seguía habiendo posibilidades. Mentías, una vez más.
¿Y todos esos besos? Se fueron por el retrete cuando tú decidiste tirar de la cadena. ¿Y esos momentos nuestros y sólo nuestros? Ahora los baño en alcohol, al igual que las penas que me dejaste el día que te fuiste. ¿Y todos aquellos sueños? Ayer, justo ayer, me los fumé. ¿Y dónde queda el amor? El tuyo se perdió hace tiempo, el mío aún vaguea por mis entrañas. 
Y, después de fumar, después de beber, de besar otros labios que no fuesen los tuyos, de llorar, de echarte de menos, de tragarme tus mentiras,  de tragarme tu rencor, de echarte de menos, después de todo… aún sigo aquí, queriéndote. 
Pero, algún día, te veré y no me dará vuelcos el corazón. Algún día, me darás igual. Algún día, ya no recordaré tu manera de besar o tu forma de actuar. Algún día, ya no desearé que me quieras. Algún día, veré un diecisiete y ni pestañearé. Algún día… si eso.
Mientras tanto, aquí seguiré, intentando hacerme la dura aunque todos sepan que sólo es una armadura y que las armaduras, inevitablemente… se acaban rompiendo.

Tocayas cumpleañeras.

Realmente no sé qué hago escribiendo esto, pero es tu cumpleaños, y sé que has tenido una mala racha últimamente. Sé que no soy nadie para decirte nada, sé que no sé qué te pasa, sé que tal vez no te importe ni una palabra de lo que esté escribiendo ahora mismo, pero también sé que te lo mereces. No te conozco mucho, es verdad, ni siquiera creo que hayamos hablado más de dos veces, pero me pareces una buena chica, y no quería felicitarte simplemente por un comentario de tuenti, ni siquiera una mención en nuestro querido twitter.
No sé cómo eres, no sé si vienes, si vas, si vuelves o si ya te escapaste hace tiempo de todo. No sé si eres de invierno o de verano, no sé si eres de pepsi o de cocacola, no sé si lo tuyo es el Nesquik o el cola cao, pero me da igual.
MUCHAS FELICIDADES, guapa. Que eres guapa, jodía.


Pd. ASDFG
Pd2. Aunque no nos conozcamos, no hace falta decirte que si necesitas cualquier cosa, ya sabes.

:3
Algún sonido de ruedas, más de una canción, mi cocina, nuestro número, fotos, el parque, y muchos recuerdos. Todo acaba acumulándose siempre ahí, ¿no es así? En los recuerdos. El dolor está, y los recuerdos lo acompañan. Y va a ser así siempre.
Que tal vez debería replantearme muchas cosas, pero ahora sólo puedo pensar en ti, en el mal sabor de boca que me ha dejado esto, en que hubiese querido otro final, dentro de mucho tiempo. 
Te dije que no iba a soportar otra ruptura... y no la estoy soportando.

Perdida.

Eras mi pasaporte hacia la felicidad, mi sonrisa de cada día, todos y cada uno de mis te quieros. Eras el pilar de mi vida, lo único que me hacía creer que hay salida. Eras la persona que me iba a sacar de toda esta mierda. Pero en lugar de sacarme del agujero me has metido más en él, y ya no me queda nada. 

Y quedaron tantos sueños por cumplir, tantos meses que contar, tantos besos, tantas noches. 
Pero aquí sigo, intentando refugiarme en algo que no empiece por R, en algo que no me recuerde a nuestro estúpido diecisiete. Guardando mi alma, hecha pedazos, en botellas de alcohol y haciendo que se esfume en el humo de cada cigarrillo.

¿Y qué tenías? Que te lo llevabas todo y no dejabas nada para mí.

"Todos los diecisiete de mi vida", te prometí. Y un año después sigo cumpliéndolo.

No sé qué más escribir. Que te echo de menos, tal vez.

Que ya no estarás para mí como yo quiero que estés, pero que yo seguiré como una tonta esperando.

Tú, y sólo tú.

Y me siento ida, cuando vienes y vas.
Envuelvo los recuerdos en humo, y baño las penas en alcohol.
No sé si volverás, o qué. Sólo sé lo que quiero que pase, y sé que quiero que sea contigo.
Los días siguen pasando, y cada diecisiete que veo se me clava en el alma. 
Me encierro en mi habitación, en mí misma, en lo más profundo de mi alma. 
Y aquí seguiré, intentando hacerme creer que yo soy más fuerte que toda esta mierda, por mucho que sepa que no es así.
Y aquí seguirás tú, en mi recuerdo, y sabiendo que cada vez que te vea el corazón me dará varios vuelcos.
"He vivido amores y desilusiones como le he hecho a todo el mundo... pero contigo no entiendo qué me pasó."

Cada veintidós.

Tal vez algún día me canse de escribir a cerca de lo que fuimos, tal vez algún día me canse de recordarte cada vez que veo algún veintidós escrito por cualquier sitio, tal vez algún día quiera olvidar que una vez, hace tiempo, dormimos juntas. Tal vez cualquier día de estos me decida por fin a dejar de mirar aquellas fotos, que no son pocas, y también puede que algún día me apetezca por fin borrar el recuerdo de aquellos besos. 
A lo mejor algún día dejo de cantar aquella canción, o hasta incluso puede que te la vuelva a cantar a ti. 
Tal vez te eche de menos, ¿y qué más da? Tal vez eche de menos tus textos, y esas cosas que te hacían ser especial para mí. Tal vez eche de menos la sensación de ser especial para alguien, para ti, la sensación de querer verte todos los días, y la sensación de sentirme querida. 
Tal vez algún día de estos vuelva para hacerte prometer que ya no te irás, tal vez, dentro de mucho tiempo, vuelva para decirte que te echo de menos.
Que tal vez esté empezando a pensar que sólo fui una más en tu lista, pero estoy segura de que no es así, por lo que lo tacho.
Puede que siempre venga aquí para escribir a cerca de ti, porque cada veintidós, sin venir a cuento ninguno, siento que, tal vez sólo por un instante, vuelvo a quererte. Aunque sepa que tú ni te acuerdes de mí.

Supongo que lo de cada veintidós que pasa, un texto, letras ordenadas de tal manera que tal vez te saquen una sonrisa, nada más. Que los recuerdos ya están archivados, pero para mí jamás borrados.
Y que lo mismo de cada mes, que gracias por todo, y que te quiero.
Ah, y también que recordarte lo que me dijiste al principio de este cuento: "No me olvides."


Enserio, no me olvides.

"Pero eso es cosa tuya, y de lo que quieras decidir. O ver, jodida chica de la sonrisa bonita.
De unos fucking green eyes."

22

Hoy no venía aquí para hablar de principesas. Pero, ¿a quién pretendo engañar? Siempre acabo escribiendo a cerca de lo mismo.
Demasiadas sensaciones juntas en poco tiempo, demasiados errores, pero nunca demasiados besos. 
Fotos que se ahogan entre tanto polvo, recuerdos que intentan bañarse en los mares del olvido, besos que quieren repetirse para intentar ser un poquito mejor de lo que fueron. Princesas que se sienten olvidadas. Camas que se quedan grandes sin ti. 
Y aún guardo espacio en mi móvil para tus mensajes de texto, así como siempre quedará espacio para ti en mi corazón.
No debería estar escribiendo esto, no. No debería, simplemente. Pero aquí me hallo, que ahora a la que se le caen las sílabas por la boca es a mí, y ahora soy yo la que no puede formar cosas bonitas que me sepan hablar de ti, de mí, y de lo que fuimos.
Un bonito recuerdo. El mejor de los últimos meses del año.
Sigo esperando aquel café de desayuno, y despertarme una vez más entre tus brazos. 

En fin, principesa. Que hoy es veintidós y es el aniversario del día que nos conocimos. Cuatro meses. Cuatro meses hace que te besé, cuatro meses hace que me besaste. Cuatro meses hace que te conozco, y las sonrisas que me has sacado en ese tiempo son incontables.
Al fin y al cabo, gracias por todo. 
Te quiero. Hoy y siempre.

Amargura de vida.

Que si problemas con el dinero, que si problemas con el dinero, que si problemas con el dinero. Y siempre ha sido así, desde hace más de seis meses cuando él se fue de casa.
Desde entonces es todo que si falta de esto, que si no hay de esto, que si hace falta comprar esto, pero no hay dinero. Y, claro, a todo tiene que estar informado de pe a pa el hombre este.
Qué asquedada estoy de todo, por Dios.
De mi vida, de mi madre, de su novio, de las gilipolleces de mi madre, y de ser la última mierda para ella.

Estúpida vida.

Tantas cosas que realmente te hacen cuestionarte por qué cojones no estás viviendo la vida a tope. Gente que viene, y gente que se va. Lágrimas, y más lágrimas. Muertes, mudanzas, nuevas vidas lejos de donde estás ahora mismo. 
Que la estúpida vida te arranque de mis brazos, aún sin yo saberlo. Que la estúpida vida me obligue a decirte adiós, aunque de mi boca sólo salga un "Hasta luego, querido amigo". Que jodida es la vida, que haga que llore al ver que en prácticamente una semana no estarás ahí para abrazarte, ni para tocar tu pelo. Joder.


Amigo mío, un gran amigo. En esta vida hay cosas que faltan, cosas que sobran. Pero, créeme, que un te quiero nunca está de más.
Te quiero, mucho, muchísimo.

Mía.

El doloroso recuerdo de aquellos días que pasé sola, cuando no había nadie a mi lado. Aquellos días en los que comer pasó a ser una necesidad no tan básica. Aquellos sentimientos que tenía. El por qué, y el "¿Y por qué no?" 
Querer hacer de mí algo bonito a simple vista. Un cuerpo bonito, un pelo bonito, una sonrisa bonita, y poco más. Buscar la perfección, aún sabiendo que no puedo alcanzarla, ni siquiera rozarla. Pues la perfección es algo tan difícil como imposible. 
Era a veces satisfactorio, a veces doloroso, a veces rutina, y otras, en cambio, no era nada. 

Últimamente siento que vuelves, y la verdad es que no me importa. Tal vez, Mía, es lo que debas hacer.

Cada día me encantas más.

Tal vez no sea el momento, no sé, tal vez tampoco sea la forma adecuada. Es posible que no sean las palabras más exactas, pero tampoco las palabras equivocadas. Quién sabe, pueden pasar muchas cosas, pueden ser tantas cosas. Pero el único que ha sido tanto en tan poco tiempo eres tú. Porque estoy segura que no sabré describir lo que siento ni hoy ni nunca, pero no me hace falta, porque yo sé que tú también sientes lo mismo. Que sé que tú también desearás que llegue ya ese despertar a tu lado que tanto ansío, esos besos que aún nos quedan, acompañados de momentos bonitos junto a ti. Contaremos las semanas como si fuesen días, viviremos mil cosas juntos, y harás que cada día me levante con un motivo para sonreír. 
Hace unas horas a penas me hablabas de lo que te preocupaba, y yo no sabía qué responderte. Pero es que no sabía qué decirte. Todo estaba mal, y de repente apareces tú de la nada. Y me lo cambias todo en dos días. Sé que a veces puedo parecer demasiado insegura, y la verdad es que realmente lo soy. Pero hoy por hoy una de las pocas cosas que tengo claras es que quiero estar contigo. Y, créeme, eso no va a cambiar en mucho tiempo. 
Que ya he visto demasiadas veces como las puertas del amor se cerraban en mis narices, que ya han sido muchas toallas tiradas a la basura, empapadas de lágrimas que lloré pensando en alguien que no lo merecía. Que ya he desperdiciado el suficiente tiempo con amores e historias demasiado estúpidas. Que ya no será así nunca más, porque tú estarás a mi lado. 
Y, joder, tanto texto para decirte que te quiero.
Pd. Y me seguirás preguntando si quiero estar contigo.

Once.

Tal día como este, de hace nada más y nada menos que nueve meses alguien me agregó. Alguien con quién empecé a hablar, y alguien que no sabía que sería tan importante. Alguien genial que niega serlo.
Han sido nueve meses relativamente buenos. No voy a hablar de todas aquellas peleas en las que ambas nos desvivíamos por hacerlo bien, y volver a ser lo que éramos. Como tú dices, es un enorme círculo sin salida. En el que tú sales más afectada que yo. En el que nos queremos, en el que las peleas son el pan de cada día. Pero para mí cada una de las peleas refuerzan el amor que nos tenemos. 
Porque, sinceramente, no creo que vuelva a ser algo bueno si tú no estás a mi lado, ni siquiera creo que quiera volver a ser algo si tú no estás conmigo. 
Son tantas canciones que me recuerdan a ti, y no sólo nuestras dos canciones. Son todas esas cosas que no hace falta que nadie sepa porque ya las sabemos nosotras, y no hace falta que las sepa nadie más. Es una gran amistad cargada de amor homosexual, con celos a parte. 
Nunca podré agradecerte que me hayas hecho ser como soy, porque sin ti nada de esto hubiese sido posible. Porque te quiero. Porque me he comportado mal contigo, y tú sigues ahí día y noche. Porque no es fácil enamorarse, y tampoco es fácil soportarme. Porque te vuelvo a querer. Y porque jamás habrá nadie como tú.
Hoy, nueve meses después, te doy gracias por aparecer en mi vida.
Y felices dos meses, novia de verdá' mentira. 

Ah, recuerda, princesa: Que no hay una Romea sin una Julieta, y que una Julieta no puede ser sin su Romea.

4-3, 3-4.

"A veces tienes que tropezar constantemente y pedir disculpas a todas horas. A veces tienes que enamorarte para saber lo que realmente significa el amor. A veces tienes que dejar marchar a aquellas personas por su bien. A veces tienes que echarlas de menos. A veces... a veces tienes que saber cuándo es el momento oportuno para decir adiós. 
Me asusta que ese momento llegue."
                                                            -Juliet.
 ¿Y si no estás tú, con quién engordaré yo a perros?

Adiós 2011, gracias por este año de mierda.

Bueno... ¿qué decir? Se acaba el año y empiezan los textos para analizar cómo ha sido el año. Y, en fin, yo no me pensaba quedar atrás.
Ha sido un mal año, ¿para qué mentir? Siempre han estado mis amigos ahí, claro que sí, pero las desgracias siempre han sido mayor número. 
Desde el 1 de enero he vivido la primera muerte de alguien de mi familia cercano a mí, he visto día a día peleas en mi propia casa que no me favorecían, he visto como el día a día se hacía más duro, he vivido en primera persona lo que es que tus padres se separen, pero antes viví la desesperación por lo que podía suceder. He echado de menos a mi madre una semana que se tuvo que ir a Francia, y he sufrido por mi abuela, que era el motivo por el que mi madre tuvo que ir. He oído cosas realmente amenazantes y dolorosas, he derramado miles de lágrimas por cosas que tal vez no lo mereciesen. He tenido que tragarme demasiadas cosas sólo por ver a mi padre sonreír, he intentado que no afecte nada a mis estudios, y al parecer eso he conseguido, me he refugiado como he podido en mis amigos. He sufrido desengaños amorosos, me he enamorado por primera vez, y he experimentado con la sexualidad. 
He seguido sufriendo en silencio, y he llorado cada noche de este año. He fabricado un escudo hecho especialmente para protegerme a mí y sólo a mí, he sigo egoísta, he vuelto a llorar mucho. He dejado de comer, y he pretendido llamar la atención tantas veces. He aprendido lo que es echar de menos, y he sufrido tanto en tan poco tiempo. He conocido a gente nueva, y he vuelto a querer. He hecho esfuerzos muy grandes por aceptar a desconocidos en mi propia casa, sólo por ver que mi madre era feliz. He tenido que tragar saliva y salir adelante, porque nadie lo iba a hacer por mí. He sacado fuerzas de dónde no las había, y he aprendido a cocinar por no morirme de hambre. He madurado, un poco más. Y he vuelto a llorar por personas que no lo merecían. Me he pintado una sonrisa como podía, sólo porque odio que me vean llorar, he intentado aparentar que era feliz, y todo esto porque nunca me he considerado una persona débil. 
He intentado mentalizarme de tantas cosas que eran falsas que al final he aceptado la realidad. He vuelto a sufrir durante todos y cada uno de los días. He maldecido al destino por haberme tocado esto a mí, pues nunca he creído que lo merecía. He visto como mucho de mis sueños se hacían pedazos en mi propia cara.
Realmente, lo he pasado muy mal.

Y aún me preguntaréis por qué ha sido un año malo.

2012, sé un poco mejor que este año, que no es tan difícil.

Sonreír

Acostarme todos los días sabiendo que por la mañana ahí estarás tú, amaneciendo junto a mí, con el primer beso de la mañana, y un "buenos días, princesa" entre los dientes. 
Enviarte todos los días algún sms, y esperar impacientemente que me respondas. Pelearnos, y llorar. Besarte de nuevo sin miedo a perderte. Robarte más gorritos. Cantarte, escribirte. Cantarte de nuevo. 
Gritarle al mundo que te quiero, porque qué más dará si soy diferente al resto. A tu lado, todo saldrá bien. Y tener la certeza de que un 'siempre' es un siempre con todas las letras. 
Leer textos tuyos, y esperar a que me vuelvas a decir lo jodidamente bonitos que son mis ojos. Hacerme algún que otro piercing en la boca, y que me digas lo preciosa que estoy, sólo porque de verdad lo piensas.
Hacer lo imposible por verte un sólo minuto al día y poder besarte. Cams, conversaciones, quedadas, sms, todos los medios valen. 
Sonreír a todas horas, ver como tú sonríes también, y besarte sólo porque tú eres la razón de mi sonrisa. Mirarte a los ojos mientras te canto aquella canción que tan sólo quiere decir lo que ninguna de las dos se atreve a gritar por miedo a volverse a equivocar. 
Escribir una historia juntas, dónde y cuándo sea, cómo tú desees. Estar ahí para sanar heridas que algún día alguien abrió, pero que ya no importan porque estaré yo para sacarte sonrisas. Esperar a que cicatricen y sellarlas con besos para que jamás se vuelvan a abrir. 
Besar tu cuerpo desnudo, con amor, porque te aseguro que no me faltan las ganas. 
Enamorarme de ti, ¿por qué no? Y preocuparme por tonterías, ponerme celosa por nada, para oírte decir lo mona que estoy cuando me pongo celosa.
Que me tengas a tu lado para todo, y que todas mis palabras no hayan sido en vano. Cumplir cada uno de los sueños que tenía pensados para nosotras. 
Quererte, y que me quieras. 


Pero, todo esto son sueños. Y, querida chica de aquellos preciosos ojos, soñar es gratis. 

¿Y si te quiero qué?

Un día cualquiera me da por ordenar mi pequeña cabeza, por amontonar todas esas ideas y meterlas en cajones para tener más espacio. 
Y, bueno, no saco nada en claro, pues todas las ideas parecen contradecirse. Algunas se lamentan de mi elección, y las demás son extremadamente pasivas.
Lo he intentado hacer bien, de verdad. Pero el fracaso volvió a llamar a mi puerta y se coló en mi humilde hogar.
Y ahora aquí me tenéis, muerta del asco, queriendo empezar de cero, esperando, tal vez. Recordando ciertas cosas de aquellos días que pasé junto a ti, analizando lo que pude hacer mal para no volverlo a repetir si hubiese otra ocasión, pero tal vez no la haya. 
No mentía al decir que eras tú, y sigo sin mentir cuando le grito al mundo que sé que eres tú. Porque eres tú, y yo lo sé, y tú lo sabes, y todos lo saben. 
No es nuestro momento, simplemente eso. Pero, tranquila, aguardaré al día en el que sea nuestro momento. No seré negativa, te lo prometo, por ti, por mí. Y no retiraré jamás aquello de que quiero estar contigo. 
Yo sí que es posible que esté ahí más tiempo del que tú estuviste.

Y, ahora, tan sólo vuelvo a pedirte que me perdones por ser tan estúpida. Nunca quise serlo, nunca quise comportarme así contigo, nunca quise que las cosas sucediesen así, pero así han sucedido.
Principesa, que te quiero. Y eso no va a cambiar en mucho tiempo, créeme.

Sinsentido.

Y quererte cada día un poco más, 
intentando callarme tantas palabras que se podrían resumir a un simple "lo eres todo".
Aguantándome tantas estupideces que intentan decirme lo que no quiero oír.
Repitiendo una y otra vez que no es así, 
que yo no me enamoro tan rápido.


Pasar los días contando los minutos que quedan para volverte a ver;
en el recreo, en las clases de valenciano, de matemáticas, de biología...
Buscar únicamente tu inicial, con la esperanza de ver tu nombre en el chat
y poder hablarte. 
Aunque nunca sepa qué decirte.


Guardar el recuerdo de aquellos besos, que no fueron pocos.
Sentir que me derrumbaré el día que no estés, 
pensar que todo irá bien, que llegaremos a estar juntos.
Mas, sinceramente, no sé qué pasará.
Y tengo miedo. Miedo de que no pase lo que yo deseo.


Y, es que, aún así, 
lo daría todo por ti.

sj,c

Y ahí yacía yo, observando aquella rosa que un día alguien colocó en aquel jarrón. Si prestaba atención, podía verla como marchitaba, su color cambiaba, su forma, caía lentamente. Pero yo no estaba para prestar atención, yo pensaba en mis cosas, como cualquier adolescente haría. 
Estaba viendo mis ilusiones caer, las veía intentar sacar fuerzas de cualquier sitio para elevarse, pero tal vez no había solución. Veía cortadas de un único y veloz tajo todas aquellas sonrisas que un día saqué al pensar en ti. Recordaba todos aquellos besos que ahora carecían de sentido, pero que me seguían sacando sonrisas tan tontas. Mi mano colocada en tu cuello, mientras mis labios estaban ocupados besándote. Una sonrisa asomando por la comisura de mis labios, y una carcajada saliendo de tu boca. 
En un momento, no recuerdo cual, me perdí, deseando que volviese a pasar. 


Desde aquel instante, me encuentro perdida en un amor que no lleva a ninguna parte.

Joder.

Que odio esta sensación que me hace sentir tan bien.
No sé leerte, no sé qué piensas, qué quieres, por qué haces esto.
No sé qué quiero, no sé nada, ni siquiera lo que siento.

Que alguien me entienda, por favor.
Pido un último grito de socorro desde aquí.
Enviadme ayuda al centro de la nada.

Pero yo, no tengo remedio. 
Seguiré tropezando con la misma piedra.
Una, y otra vez.

Seguiré perdiendo oportunidades por tonterías.
Seguiré queriéndote.
Creyendo que algún día te tuve.

Una espada, una pared.
Un él, un ella.
Una vida, un mundo.

Un crepúsculo y un amanecer.
Una rosa, y un cactus.
Unos labios con formas muy distintas.

Diferentes formas de amar,
pero todas son correctas.

Haces conmigo lo que quieres.

Apareces de la nada, y me desestabilizas.
Un día eres un mundo, y al siguiente otro distinto al primero. 
Me intentas moldear a tu gusto, y, de hecho, creo que lo consigues.
Sin razón alguna haces que te quiera, pero a veces te mataría.
Me estrujas, me aprietas, me rompes.
Pienso que podría ser, pero a veces me haces creer que no es así.
Te robo besos, y luego me los robas tú a mí.
Te sonrío, y tú me devuelves esa sonrisa y mil más.


¿Qué cojones te pasa, Ana? 
Estúpida piedra.
Y, es que, debo de ser la humana más estúpida de todo el planeta, siempre tropezando con la misma piedra.

BAH.

Que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra.
Y tres veces.
E incluso cuatro...

Deseos.

Y, ahora mismo, desearía pedirte miles de favores que jamás cumplirías. Ahora mismo desearía decirte cómo me siento sin que sonase estúpido. Ahora mismo, me gustaría ser yo, ser posesiva y decirte que te quiero sólo para mí, porque esa es la verdad. Ahora mismo, desearía decirte que yo sí que me estoy enamorando de ti. Desearía que sintieses lo mismo, y que no fueses tan liberal. Desearía que por un momento supieses por qué brotaban aquellas lágrimas de mis ojos, desearía que te sintieses tan mierda como yo en aquel momento. 
Y desearía dejar de ser tan estúpida, y dejar de quererte. Desearía dejar de sufrir, desearía dejar de llorar estas estúpidas lágrimas que sólo me amargan la existencia.
Y, qué más deseos tengo, veamos...
DESEARÍA QUE VOLVIESES A SER MÍA, joder.

Anoche.

Ahora sólo te necesito a ti. Que no sé cómo lo has hecho, pero has entrado en mi vida. Y no sé si predecir un final feliz como en el mundo de princesas que parece que es.
Y ayer yo te besaba cada parte de tu espalda, sin importarme lo de más. Y ahora sólo desearía tenerte aquí, diciéndome que nunca jamás te volverás a ir. Diciéndome que sientes lo mismo, y que también me necesitas en esta vida tan puta. Mirándome con esos ojos de los cuales me enamoré, y tocándome con las mismas manos con las que me acariciaste anoche. Hablándome con esa boca que tanto deseo besar, y moviendo ese piercing que hace que me entren escalofríos. 
Pero, ¿qué quieres que te diga? Tal vez la vida sea así de puta. Y tal vez se queden sólo en ilusiones (cosa que espero que no, sinceramente). 

Y tal vez vosotros no sepáis qué es que ella te bese, entre las sábanas de una cama que no importaba, porque sólo importaba ella, sus besos y sus caricias. Porque tal vez no sepáis que no encontraba las palabras exactas para decirle al mundo que se marchase, que todo lo que yo quería estaba en esa cama, a mi lado. Que seguramente no sepáis lo frágil que suelo sentirme, y sobretodo a su lado. Sensible, débil, rompible. Pero eso, y muchas más cosas, seguían sin importarme si ella seguía en esa cama conmigo, besándome en cada momento y haciendo que el mundo para mí, dejase de cobrar sentido. Provocando que el centro de mi mundo se redujese a debajo de aquel edredón. Diciéndome que se estaba enamorando de mí, mientras yo le decía con besos que yo estaba cayendo en la trampa que era el amor.

Celos.

Sí, sí, recuerdo cómo dolía. E incluso creo que esa espina sigue en alguna parte de mí. 
Aquellos celos que me invadieron por completo, y yo no podía hacer nada. Ya no era asunto de nadie. Ni mi dolor, ni en los labios de quién depositase ella sus besos. Pero seguía doliendo.
La confianza que deposité en su ser, desapareció, se esfumó y salió volando hacia el infinito. 
En ese momento, deseé irme sola por aquel bosque tan sumamente peligroso. Si me pasa algo, ¡bah!, no le importaría a nadie. 
Mi mundo se desvaneció, y pasó de aquellos tonos fríos, pero vivos, a un gris muerto, tan muerto que dolía en el corazón. 
Pero yo no podía seguir viendo eso, y aparté la cabeza. No necesitaba eso, no. Más lágrimas vacías y preguntas sin respuesta alguna, no. No quería más noches sola, ni más despertares sin ella, no.
Y ahí estaba yo, flotando a la deriva en algún mar desconocido. Perdida entre el viento y las hojas cayendo al suelo. Entre nubes oscuras que me decían que no volvería a ser feliz. Enamorada de una ilusión, y viendo cómo ella la rompía sólo para mí.
Viendo como todas las cuerdas que me ataban a mi existencia ya no estaban ahí, agarrándome y colocándome en el punto de Dios sabe dónde.
Yo... me sentí vacía, y traicionada.

No es un adiós, es un hasta pronto.

Mírame, no hace ni un mes que te conozco, ni diez encuentros que hemos tenido y, vuélveme a mirar, me enganchaste.
Eres tú, sigo sabiéndolo, y sigo sin creer que me equivoco. Eres tú. Sólo que, no es el momento. Y ojalá hubiese aparecido en el momento adecuado, pero sé que viviremos nuestro momento adecuado.
¿Qué quieres que diga? No puedo la esperanza, ni la ilusión, de volver a estar a tu lado. Ni de volver a rozar tus labios.


Que las princesas necesitan principesas para vivir. Y, las principesas necesitan a una princesa en su vida.

Ahora quién.

Vacía, como todo lo que veo. Apagada, como el sol cuando quiere irse. Rota, como los jarrones que al suelo caen. Grietas, sólo veo grietas. 
Joder, ¿y quién va a sacarme de aquí ahora? 
¿Quién me sacará sonrisas para decirme que le encanta verme sonreír? 
¿Al lado de quién despertaré yo cada día?
¿Quién vendrá a decirme "Buenas noches, princesa"?
¿Quién me hará el café, y esas tostadas que me prometiste?
¿Al lado de quién veré yo un amanecer?
¿Quién, eh, quién?


Yo que, lo estaba intentando. 
Una vez más, fallé...
¿Cuándo dejaré de fallar?
Hoy no vengo a escribir a cerca de princesas. Hoy no.

Ya me lo decía mi madre...

"Que no se sabe lo que se tiene, hasta que se pierde."

Now.

¿Y ahora qué hago yo? ¿Ahora qué pasará?
Ahora, no quiero volver a ser nada sin ti. Ahora, no quiero ser sin ti. Ahora, no quiero respirar si no estás a mi lado. 
Y justo cuando me daba más miedo derramar lágrimas, ahí están. Caen, y caen. Intentan llenar este pozo sin fondo que soy, pero están vacías, no lo consiguen.
Ahora, cuando hay los suficientes recuerdos como para quererte. Ahora, cuando hay los suficientes sentimientos como para llorar. Ahora, cuando hay las suficientes lágrimas como para estar triste. 
Pero, ahora, es tarde. Y yo, ya debería saberlo.
Dime que no es verdad, no me voy a enamorar.
Aunque, teniendo en cuenta toda la mierda que me rodea, y la suerte que tengo, quién sabe.
No quiero exagerarlo, no quiero decir que no merezco esto, no quiero llorar...
No quiero esto. Al igual que tú.
Pero, qué quieres que te diga, la vida es así de puta.

Y ya empiezo a contar las horas sin ti.
¿Acaso seré estúpida?
Las cosas parecen haber llegado a su fin.
Nadie nunca olvida.

JÁ.

Y, empiezo a descubrir muchas cosas. 
Que la vida son dos días, que la felicidad no es eterna, y que las palabras se las lleva el viento. Que un te quiero no siempre es sincero, que no todo es blanco o negro, y que tus besos me saben mejor que los de nadie. Que los malos son muy malos, y los buenos no son tan buenos. Que entre tú y yo, no hay tanta diferencia, que un cielo estrellado no se compara a tu sonrisa, y que podría bañarme en tus ojos. Que se está más guapo con la cara lavada que maquillada, que un baño purifica el alma, y que un café caliente y unos besos son el mejor desayuno. Que nadie nace aprendiendo a vivir, que la vida está para disfrutarla al máximo, y que pocos lo hacen. Que un bolígrafo siempre acaba gastándose, que las gomas nunca se acaban, y los lápices tampoco. Que los besos saben mejor que todos los dulces del mundo, que el azúcar a veces escasea, y la sal suele sobrar. Que las botellas no están medio vacías, pero tampoco están medio llenas. Que todo, absolutamente todo, se puede resumir en tres palabras: 
VIDA, JODIDA VIDA.

Ana, vuelve.

Debería olvidarme de todo, debería volver a ser yo. Debería sonreír sin que nadie me lo impidiese, porque, según dicen, tengo una sonrisa bonita. Debería proteger a mi corazón de sufrir cualquier otro daño, debería protegerme a mí misma, y no retirar mi armadura por el primer te quiero que oigo entre los cristales rotos. Debería crear murallas, ser la depredadora, y no la víctima. Debería tener fuerzas para seguir, sacarlas de donde pueda, o incluso inventarlas. Debería burlarme del dolor, y de todo lo que conlleva éste. Debería sentirme bien conmigo misma, y no acomplejarme por nada del mundo.
DEBERÍA, JODER. Porque esa es la Ana que yo conozco.
Pero, miradme, tan cambiada que ni yo misma me reconozco. 
¿Y la Ana que era tan fuerte y madura? ¿Dónde queda aquella chica que quería comerse el mundo? ¿Ana, dónde estás? ¿Qué haces que no estás a mi lado apoyándome cuando más lo necesito? ¿Dónde está esa Ana que conozco yo, y sólo yo, la que sonreía aunque doliese, y la que sólo lloraba de alegría? 
Sé que estás más cerca de lo que pienso, sólo tengo que reencontrarte. Y, esta vez, no pienso rendirme. Porque ya he tirado suficientes toallas a la basura. 
Ana, ¿no cambiarás nunca? 
¿Siempre piensas ser así de estúpida?
Una persona importante aparece en tu vida, y tú cagándola a lo grande.

Pd. Lo siento.

Oh, Julieta.

Oh, Julieta, estúpida Julieta.
Nadie te entenderá nunca, ni siquiera yo. 
Quieres que las cosas pasen solas, y, si no pasan, te enfadas.
Quieres vivir en tu mundo, pero, date cuenta, de que tu mundo no existe. Tan sólo intentas evadirte del estúpido mundo de una forma u otra.
Insegura de ti misma, algo caprichosa. Sin embargo, nunca has presumido de tus cosas buenas. Eres estúpida, y no entiendes por qué la gente te quiere.
¿Bipolaridad? A ti te sobra, pero, claro, eso no lo quieres cambiar.
Oh, Julieta... ¿y Romea qué?
Con ella es con quien peor te has portado, y lo sabes. Pero, es que, cuando las cosas parecen ir bien, remontando, llegas tú, y, sin querer, la cagas a lo grande. 


Oh, Julieta, estúpida Julieta... 
Jamás te entenderé.

Poema 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 

Escribir, por ejemplo: «La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos.» 

El viento de la noche gira en el cielo y canta. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso. 

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos. 
La besé tantas veces bajo el cielo infinito. 

Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos. 

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido. 

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío. 

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo. 

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo. 

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. 
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído. 

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos. 
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos. 

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero. 
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido. 

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos, 
Mi alma no se contenta con haberla perdido. 

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa, 
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

VIDA, JODIDA VIDA.

Envuelta en un mar de dudas, de agua salada. 
Qué puñetera es la vida, ¿eh? 
Siento que juega conmigo como quiere, y yo soy incapaz de hacer nada.
¿Y por qué a mí? No he hecho nada malo.
Tan sólo es que, él no me merece. Pero, aún así...
Tan sólo es que, ella sí me merece. Y, aún así...

Definitivamente, no estoy hecha para esto.

Y vas ganando, nena. Por una mayoría.

Atento.

Te miraré una vez más con estos ojos, sólo una. Para recordar todo pudo ser y no fue. Todo lo que fue, pero podía haber sido más. Todo lo que vivimos, y todo lo que nos quedó por vivir. Todos esos besos, y todos los que faltaron. Todas las sonrisas que dibujaste en mi rostro, y todas las lágrimas que lloré por ti. Todos los te quiero que me dijiste, y todos los que te guardaste por miedo a ser reiterativo. 
Te voy a mirar una vez más para recordar todo esto. Todo lo bueno, y todo lo malo. Te miraré una vez más para recordar el día en el que mi cabeza se fue detrás de esos ojos azules. 
Te miraré una vez más, pero nadie ha dicho que será la última que te mire así.
Devuélveme, que ya no te sirvo.

Ese alguien, eres tú.

De repente aparece alguien.
Y, de la nada, sabes que es quién te salvará.

PD. Sácame de aquí.

Apetecer.

Hoy me apetece poder decir tantas cosas. Hoy me apetece gritarle al mundo que ya no te quiero, que ya no te echo de menos, que ya no llevo tu estúpida pulsera de Monster. Hoy me gustaría que alguien me escuchase, y poder decir que ya no tengo ganas de besar tus labios cuando te veo. 
Hoy quiero decir que ya no estoy confundida, porque ya no tengo ganas de tenerte. Hoy me gustaría decir que no relaciono todo contigo, y que te he olvidado, esta vez definitivamente.
Hoy, hoy, hoy, hoy no puedo decir todo eso, porque estaría mintiendo...

Y, es que, bah!, paso.

Hoy es el día, te volví a recordar.
¿Y ahora qué? 
Llevo días intentando olvidar que sigues en mí.
¿Qué me pasará?
Los días pasan lentos, y tú no estás.
¿Por qué a mí?
Creí que esto había llegado a su fin...


Y, al fin y al cabo, paso.
Si la página se resiste, algún día se pasará sola.

Tú y yo.

"Que somos lo suficientemente iguales para soportarnos, y lo suficientemente distintas para complementarnos."

Y hasta luego.

El otro día, sin venir a cuento, salí un rato a tomar el aire, necesitaba calor, necesitaba la luz solar. Me puse la música, y salí. Pero, es que, no sé qué pasó. Alguien en algún lugar accionó algo, quién sabe qué fue. Pero en aquel momento empecé a sentirme observada, querida, protegida. Nada malo, en absoluto. Y hasta el día de hoy sigo sintiéndome así.
Alguien me susurra tu nombre, y yo vuelvo a recordarte. Alguien me trae tu olor desde Dios sabe dónde. 
¿Qué pasa, eh? No vuelvas, no. 
Hace mucho, o poco, decidí muchas cosas. Decidí mi futuro, y no quería que tú estuvieses en él, ¿entendiste? 
No quiero más melodías bonitas, ni volver a escuchar tu voz susurrándome que me quieres. No. 
Me propuse olvidarte, y eso estoy haciendo. Así que, ahora, vete. Está será la última vuelta que te doy, y, con lágrimas en los ojos te dejaré marchar. Porque, así debió ser desde el principio. 

PD. Sé que volverás, lo sé.

Casi treinta.

Hoy quería decirte algo. Algo importante, lo recuerdo. Pero es que, me perdí. Me perdí en tus ojos. Me perdí entre tus besos, entre todas aquellas caricias. No sé qué ha pasado, ahora sólo sé que no necesito a nadie que no seas tú. 
Y, ¿sabes qué?, que se jodan los demás. 
Yo te quiero, y da por hecho que seremos felices.

Y, apareció ella.

Yo sólo te quería a ti, sólo necesitaba tus besos, sólo una mirada, alguna que otra caricia, andar por la calle cogidos de la mano. Volver a sentir que me querías, rozar tus labios, y pasar más tardes en tu casa. Sólo quería eso, sólo te quería a ti, eras tú mi única escapatoria, el único camino por el que andar.
Pero, apareció ella, y, ¿qué quieres que te diga? Ya no sé ni a quién quiero o dejo de querer.

Te lo mereces.

Doce de la noche, llego a casa. No hay nadie, y, ¿qué ocurre? Que me apetece escribir, escribir para ti. Aunque no sé si estarás interesada en leer algo que provenga de mi mente. 
Y, aquí estoy, frente a un ordenador, medio cansada, escuchando nuestra canción, la segunda, y con los ojos rojos, no sé si de llorar o del cansancio. Pero aquí me tenéis, echándote en falta cuando aún no te has ido del todo.
Pero, hoy ya no voy a seguir intentándolo, creo que te mereces que no siga intentándolo. Te mereces ser feliz, y, desde luego, sin mí. Y en el fondo sé que te duele tanto como a mí, pero es lo que toca. Sé que llegarás a ser feliz, más de lo que lo has hecho desde que me conociste. Hoy, como ya te dije antes, me apetece que te quedes con lo bueno, con las canciones, las risas, los besos, alguna que otra caricia, alguna que otra película, y aquella tableta de chocolate. Por favor, quédate con ello. No con lo mal que me he portado contigo. 
Hoy, no voy a ser egoísta, ya lo he sido bastante contigo. Hoy te voy a dejar ir, porque sé que te lo mereces. Sé que te mereces una vida sin mí, porque sólo sé cagarla. Sé que te mereces a alguien que te corresponda, alguien que te quiera, y que te dé los besos que yo no te di. Que te diga tantos te quiero como los que no salieron de mi boca.
Por último, lo siento mucho. Eras -eres, y seguirás siendo- alguien importante para mí. Y ya no sé cómo hacértelo creer, aunque parece ser que cuando mejor estamos, tiendo a cagarla. Pero, a pesar de todo ello, siempre estaré para ti. Siempre serás mucho. Siempre recordaré a Romea y Julieta, en sus mejores momentos. Siempre me meteré en tu blog para ver si escribiste sobre mí. Siempre seguiré sintiéndome culpable.
Pero, todo eso, es problema mío. Y yo, ya no quiero molestarte más.
Te deseo mucha suerte, Romea. Pues, una vez más, te lo mereces.

Hoy quería escribir, escribir una bonita despedida, de estas que te hacen llorar...
Pero, no sé por qué, ahora mismo no puedo.
¿Qué hiciste? ¿Te llevaste mi inspiración? 

Ojos bonitos.

Mi vela, la que había encendido hace unas horas, y la misma que había dejado en mi mesita de noche aquella madrugada, acabó por consumirse, como era obvio. Y, cuando la oscuridad invadió mi habitación, me puse a pensarte. Pero es que ese día cambié la R de romance por otra consonante en mayúscula. Decidí cambiar tu pelo a veces corto, y a veces largo, y rubio por otra cabellera más femenina. Cambié el día diecisiete de mayo, por un sábado veintidós de noviembre. Cambié tantas cosas aquella noche... 
Y aún no me arrepiento. 
La luz, espera, no había luz. Pero yo levanté la persiana intentando hacer el menos ruido posible para comprobar que la noche seguía cayendo sobre nosotros sin piedad. Y, la luna a la que tanto amaba, volvía a esconderse una vez más de mí. Las estrellas brillaban mucho, y a esas horas, cualquiera es capaz de perder la cabeza por amor. Sobretodo yo. Que pensaba en ella, y en todos sus mensajes que hicieron que me encantase un poco más. En todas las sonrisas que había conseguido sacarme en tan sólo cuatro o cinco días. En todos los futuros besos, y en los primeros momentos. 
¡Argh!, estaba perdiendo la cabeza por sus caderas.