¿Y si te quiero qué?

Un día cualquiera me da por ordenar mi pequeña cabeza, por amontonar todas esas ideas y meterlas en cajones para tener más espacio. 
Y, bueno, no saco nada en claro, pues todas las ideas parecen contradecirse. Algunas se lamentan de mi elección, y las demás son extremadamente pasivas.
Lo he intentado hacer bien, de verdad. Pero el fracaso volvió a llamar a mi puerta y se coló en mi humilde hogar.
Y ahora aquí me tenéis, muerta del asco, queriendo empezar de cero, esperando, tal vez. Recordando ciertas cosas de aquellos días que pasé junto a ti, analizando lo que pude hacer mal para no volverlo a repetir si hubiese otra ocasión, pero tal vez no la haya. 
No mentía al decir que eras tú, y sigo sin mentir cuando le grito al mundo que sé que eres tú. Porque eres tú, y yo lo sé, y tú lo sabes, y todos lo saben. 
No es nuestro momento, simplemente eso. Pero, tranquila, aguardaré al día en el que sea nuestro momento. No seré negativa, te lo prometo, por ti, por mí. Y no retiraré jamás aquello de que quiero estar contigo. 
Yo sí que es posible que esté ahí más tiempo del que tú estuviste.

Y, ahora, tan sólo vuelvo a pedirte que me perdones por ser tan estúpida. Nunca quise serlo, nunca quise comportarme así contigo, nunca quise que las cosas sucediesen así, pero así han sucedido.
Principesa, que te quiero. Y eso no va a cambiar en mucho tiempo, créeme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario