Hoy dieciséis, mañana diecisiete.

En cosa de veinticuatro horas será día diecisiete, nuestro mi preciado diecisiete. Pero las cosas seguirán sin haber cambiado. Yo seguiré siendo esa perfecta estúpida que te llora por las esquinas y que se niega en rotundo a olvidarte. Y tú seguirás siendo el chico que me enamoró un día diecisiete. Me seguirán sobrando las ganas de verte, seguirán desbordando tus recuerdos en mi mente y me seguirán faltando promesas. Mis ojos van a seguir iluminándose al ver un diecisiete, y mis oídos pitarán si escuchan tu nombre. Seguiremos siendo esos perfectos desconocidos que hemos conseguido ser.
Y yo seguiré llenando las botellas con palabras que algún día intentaré olvidar tirándolas al mar, seguiré escribiendo palabras en los cigarrillos para fumármelas con tu recuerdo, seguiré intentando buscarte en cada lugar, seguiré pensándote veinticinco horas al día. Y tú seguirás sin entender ni compartir lo que siento por ti.
Es que, ya qué importa. Supongo que estas palabras mañana sólo serán eso, simples palabras que carecen de sentido para ti, al igual que yo. 
Creo que, a estas alturas, tendría que aceptar que el juego ya ha acabado y no seguir jugando por los dos. Tendría que aceptar muchas cosas, y pasar ciertas páginas del libro o quemarlas.

Un año y dos meses. Cuatro meses. Felicidades, supongo.

"Y me conformaré pensando que miramos la misma luna."

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