Te lo mereces.

Doce de la noche, llego a casa. No hay nadie, y, ¿qué ocurre? Que me apetece escribir, escribir para ti. Aunque no sé si estarás interesada en leer algo que provenga de mi mente. 
Y, aquí estoy, frente a un ordenador, medio cansada, escuchando nuestra canción, la segunda, y con los ojos rojos, no sé si de llorar o del cansancio. Pero aquí me tenéis, echándote en falta cuando aún no te has ido del todo.
Pero, hoy ya no voy a seguir intentándolo, creo que te mereces que no siga intentándolo. Te mereces ser feliz, y, desde luego, sin mí. Y en el fondo sé que te duele tanto como a mí, pero es lo que toca. Sé que llegarás a ser feliz, más de lo que lo has hecho desde que me conociste. Hoy, como ya te dije antes, me apetece que te quedes con lo bueno, con las canciones, las risas, los besos, alguna que otra caricia, alguna que otra película, y aquella tableta de chocolate. Por favor, quédate con ello. No con lo mal que me he portado contigo. 
Hoy, no voy a ser egoísta, ya lo he sido bastante contigo. Hoy te voy a dejar ir, porque sé que te lo mereces. Sé que te mereces una vida sin mí, porque sólo sé cagarla. Sé que te mereces a alguien que te corresponda, alguien que te quiera, y que te dé los besos que yo no te di. Que te diga tantos te quiero como los que no salieron de mi boca.
Por último, lo siento mucho. Eras -eres, y seguirás siendo- alguien importante para mí. Y ya no sé cómo hacértelo creer, aunque parece ser que cuando mejor estamos, tiendo a cagarla. Pero, a pesar de todo ello, siempre estaré para ti. Siempre serás mucho. Siempre recordaré a Romea y Julieta, en sus mejores momentos. Siempre me meteré en tu blog para ver si escribiste sobre mí. Siempre seguiré sintiéndome culpable.
Pero, todo eso, es problema mío. Y yo, ya no quiero molestarte más.
Te deseo mucha suerte, Romea. Pues, una vez más, te lo mereces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario