Vivimos engañados.

Sí, leíste bien, vivimos engañados. Engañados por canciones de amor y películas tan bonitas que te hacen conmoverte. ¿De verdad te llegas a creer todo eso? Porque yo, yo soy una ilusa, y sí, me creo que cualquier día vendrá algún príncipe -o princesa, ambas opciones me valen- y me rescatará de esto que es mi mazmorra. No, no, no, no existen. Nadie desayuna con diamantes, ni nadie vive romances inolvidables como el de Romeo y Julieta. Claro, no te lo voy a negar, sería estupendo, ¿no? Pero todo lo bueno se acaba. Y sí, yo también quiero ser Yasmín, y esperar en mi habitación a que el príncipe conquiste mi corazón llevándome en alfombra por encima de la ciudad, o ser la Bella Durmiente, esperando adormecida que venga el príncipe a besarme, y hacerme despertar de mi sueño. Quiero tantas cosas, tantos príncipes, tantos momentos inolvidables que no voy a vivir en la vida, porque, como ya os he dicho, todo lo bueno tarde o temprano se acabará. Y, ahí, empezará a doler de verdad.


"No seáis ilusos, porque yo lo sigo siendo.'' 

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